Pues bien, al final de cuentas la justicia ganó en el Mundial de Brasil. Me refiero desde luego, al deporte. Ya había sido injusta la merecida eliminación de Brasil y que por segunda vez en su historia, hubiera sido incapaz de ganar la Copa del Mundo en su propio terreno -en el aire aletearon los cuervos que recordaron el fracaso de 1950 ante Uruguay, que no se compara con la vergüenza de la forma como lo eliminaron en este Mundial. Les puede quedar el consuelo que por mucho tiempo, la Copa del Mundo no se jugará de nuevo en el país de la samba y del futbol.
Siempre regresa uno a muchos recuerdos. Y agrega más después de estar en un Mundial. Este ha sido mi número 15, y el ambiente de la final es por fortuna generalmente similar, y como su mayoría ahora ha ganado el que más lo mereció . (Algo bueno debe haber quedado en los mundiales, pese a que en mi opinión, han venido decayendo desde que comenzó este siglo). Fue curioso presenciar un Maracaná lleno a medias (60,000 gentes en un estadio con cupo para casi 100,000), pero eso sí con la misma (o mayor) cantidad de siempre de políticos y diplomáticos en las tribunas de honor. Y es que el futbol es ahora el espectáculo más favorecido, porque ¿quién nos hubiera dicho que la cantidad mayor de visitantes que estuvo en Brasil, fueron los 50,000 argentinos que aumentaron su deuda pública y privada, viajando por decenas de miles a ver ganar a su selección; y que sólo la quinta parte pudo estar en el estadio demostrando que son "malos perdedores", olvidando que su importado equipo (el 75% de los jugadores no juegan en Argentina), que salió a no perder, fue puesto en evidencia en una final que claramente un equipo alemán, que lleva 10 años preparándose, ganó sin dejar duda de su superioridad, pese al magro marcador.
Porque no hubiera sido justo ganar un Mundial como pretendió el DT argentino: replegados y buscando la "maravilla" del contragolpe. Y pudieron haberlo logrado porque tienen dos o tres jugadores que saben cómo aprovechar errores y además no previeron que su gran Messi jugara tan abajo de su nivel (aunque creo que ni Messi podía lucirse con el planteamiento que unos llaman "estratégico" y yo llamo cobarde). En una final del Mundial se sale a ganar, y debe ganar solamente el buen futbol; y como este es el que practican los alemanes, pues lo demostraron llegando a 18 partidos internacionales sin perder.
Para mí, no acepto ese futbol "moderno" de juego defensivo a ultranza, y que busca sólo aprovechar errores del rival. Así fue como jugó Argentina esta final y lo malo es que así pudo hasta haber ganado. Pero cuando evidentemente la condición física de sus jugadores había disminuido detrás de ese planteamiento defensivo y de contragolpes (absurdo), que les dictó su entrenador para una final de Copa del Mundo; sólo sirvió para exaltar el espectáculo de una superioridad y mentalidad ganadora de los alemanes; el engañoso mínimo marcador fue poco premio para el futbol de equipo, veloz e inteligente que habían estado jugando.
No merece ser campeón del mundo un equipo que espera ganar sólo contragolpeando o esperando errores del rival, (así jugó Argentina esta final); se llevaron el castigo porque enfrentaron un futbol abierto, ordenado, y estratégicamente superior, que controló el balón, dominó espacios del terreno; y fue una pena el desgaste físico de los argentinos, que no merecían haber sido obligados a un futbol por momentos cobarde, forzados a jugar defensivamente (que es distinto a cauteloso) y cediendo el dominio territorial al rival.
Influye mucho en esas decisiones creo yo, el absurdo de Mundiales de 32 finalistas, un invento de FIFA para tener mayores ingresos. El estadio no tuvo los 150,000 que tuvo Maracaná en la final de 1950; si acaso serían unos 85,000 la mayoría extranjeros, y eso sí, calculo que en asientos especiales y selectos había unos 250 importantes señores de la política y la economía, tanto extranjeros como brasileños.
En cambio fueron decenas (si no cientos) de miles de brasileños que no quisieron o pudieron asistir a la final, no tanto porque Brasil había sido eliminado sino por los precios y la desvergonzada reventa que puso los boletos en manos de revendedores, que se dieron gusto elevando ilegalmente los precios nunca antes soñados, a niveles totalmente prohibitivos para el verdadero aficionado al futbol. Claro, a los organizadores les da lo mismo, pues rápidamente declararon que este había sido el Mundial de mayores ingresos en la historia del futbol. Y eso que sólo hablaron de boletaje y no del dinero que recibieron de empresas de todo tipo, que comercializaron lo que en su origen era un evento para los aficionados al futbol, que tenía precios al alcance de los verdaderos aficionados, éstos que desde hace ya décadas se quedan afuera de los estadios mundialistas por no poder pagar lo que cuesta ver un partido del Mundial.
Por ahora, una Copa Mundial más, la más rica en ingresos en toda la historia de FIFA, pero que deja al país organizador con deudas por absurdas exigencias de los dueños del balón; deudas que pagarán los habitantes; con un nivel de futbol que dista mucho de justificar la enorme cantidad de partidos. Tal vez haya dejado sonriendo a los que lo merecen, los jugadores y técnico ganadores de la Copa Rimet; pero más se ríen los que no juegan, que han ido engordando el cochinito de la FIFA y tristemente siguen dando "atole con el dedo" a los países que no pueden pagar lo que cuesta preparar a un equipo para que pueda participar y asistir al evento más importante del deporte mundial.
Seguiremos esperando que algún día se haga limpia de métodos y sistemas, para que el futbol vuelva a ser un deporte al alcance de todos los fanáticos en el mundo; que sirva para desarrollar ligas infantiles y juveniles, en la misma proporción que ha desarrollado tantos multimillonarios, la mayoría de los cuales ni siquiera conocen ni la historia, ni las reglas del juego más bello del mundo.
