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Confluencia de problemas en 2015

ROGELIO RAMÍREZ DE LA O

La debilidad de la economía por la falta de impulso de la demanda interna ya confluyó con el debilitamiento de la posición fiscal. A su vez, los choques externos contra México ya iniciaron.

Ya era suficiente el problema de la falta de crecimiento desde fines de 2012, a pesar de los buenos fundamentos macroeconómicos. A este problema ahora se suma el debilitamiento de la posición fiscal del gobierno por la caída de precios del petróleo, cuando el país ya había iniciado un periodo de endeudamiento público creciente, que ahora cubrirá con mayores tasas de interés, al comenzar el alza de las estadounidenses.

La complicación se extiende ahora a la depreciación cambiaria y al reto que plantea sobre si el Banco de México usará sus reservas internacionales, o bien si también aumentará las tasas de interés para defender al peso. Por la falta de recuperación, lo mejor sería dejar que el peso se depreciara hasta donde alcance un nivel realista.

Hoy muchos en los mercados preguntan impacientemente por qué no hay crecimiento y de ahí que su visión sobre las perspectivas del país esté cambiando muy rápidamente. La confianza interna en la economía ha estado casi permanentemente débil, pero hasta ahora la confianza externa no se había debilitado.

Frente a tanto problema lo esencial sigue siendo, primero, entender qué fue lo que cambió en el mundo que hizo que la estrategia mexicana fuera inefectiva para lograr con las reformas una avalancha de inversiones. Simultáneamente, atender el debilitamiento de la actividad interna y tomar medidas puntuales.

Debe entenderse que el deterioro de la economía global en esta ocasión no obedece a una crisis global. En esta nueva etapa obedece a que desde que inició la crisis, en 2008, unos países en donde los gobiernos tienen suficiente autoconfianza tomaron las medidas que había que tomar para no hundirse más, recuperarse, usando su propio recetario y no el que estaba en boga. El mejor ejemplo es Estados Unidos que rompió con reglas. Si no hubiera hecho eso, no estaría hoy en recuperación.

Otros no se atrevieron a cambiar el recetario y se han hundido más, aumentando impuestos, reduciendo gasto público e inversión, pretendiendo que con superávit presupuestales van a pagar algún día deudas públicas muy altas y que el resto del mundo va a absorber sus exportaciones y sus trabajadores desempleados.

Como consecuencia de esta partición del mundo económico en dos corrientes; los que salen adelante ya van en un camino muy distinto al de los otros, impulsando su propia producción y su demanda interna. Por eso no pueden ocuparse de impulsar al resto del mundo, como antes de 2008.

Por el aumento de la producción petrolera estadounidense y la debilidad de la demanda global, el precio del petróleo ya entró en caída, un alivio para los importadores de petróleo y una pérdida para los exportadores.

México, como exportador de petróleo e importador de gasolina pierde doble. Recibe menor ingreso por el crudo y a la vez la gente paga más por el alza de la gasolina. Este precio depende de una política gubernamental, misma que podría cambiar si el gobierno se atreviera a cambiar el recetario.

Las finanzas públicas ya tuvieron el impacto favorable del alza de impuestos, el cual debió usarse para pagar deuda o hacer inversiones públicas y crear empleos. Más tarde o más temprano tendrá que haber una reducción, y fuerte, en el gasto corriente, sin lo cual será imposible tener margen de acción presupuestal. Esa era la reforma más importante de todas.

rograo@gmail.com

(Analista económico)

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