Luego del triunfo aplastante del abstencionismo y del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la elección del 6 de julio de 2014, quedó completamente conformada la Legislatura LX que entrará en funciones el 1 de enero de 2015. Pero en el nuevo Congreso de Coahuila se observan dos particularidades que están lejos de contribuir a la representatividad democrática y a la generación de sanos contrapesos.
En primer lugar, lo más preocupante es la sobrerrepresentación masculina en la Cámara de Diputados estatal. Si bien es cierto que de los 16 distritos que estuvieron en juego en los comicios, ocho quedaron en manos de mujeres, después de la entrega de las curules plurinominales la balanza volvió a inclinarse a favor de los hombres, como el la actual legislatura.
En el Congreso que estará en labores entre 2015 y 2017 habrá nueve mujeres y 16 hombres. Y esto se da a pesar de que no sólo la población femenina es mayor que la masculina en el estado, sino que también el porcentaje de mujeres votantes es superior al de los hombres.
En segundo término, llama la atención la distribución de escaños de representación proporcional, en la cual, gracias a las ambigüedades de la ley y a criterios del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Coahuila, los partidos afines al PRI, que fueron en coalición y candidatura común con éste, lograron obtener curules a pesar de obtener votaciones reales bajas en detrimento de otros partidos que alcanzaron porcentajes considerablemente más altos.
Por ejemplo, el Partido Acción Nacional, que logró 23 por ciento de los votos, tendrá un solo diputado en el Congreso local, al igual que el Partido Campesino Popular, que apenas alcanzó 2.89 por ciento, ya con la redistribución de sufragios. Esta situación redunda en una subrrepresentación de los partidos considerados de oposición y obstaculiza la generación de contrapesos en un estado urgido de ellos.
Con la falta de equilibrio en cuanto a los aspectos de género y preferencia política, el Congreso local se queda lejos de ser un órgano verdaderamente representativo de la diversidad y la realidad de la entidad.
