En el naufragio ocurrido la noche del 13 de enero de 2012 perdieron la vida 33 personas, de las cuales una, el camarero indio Russel Rebello, aún está desaparecido. (EFE)
Con una ceremonia religiosa frente a los restos del Costa Concordia se conmemoró hoy en la isla italiana del Giglio el segundo aniversario del naufragio de esa embarcación, en la que murieron 33 personas.
El obispo local, Guglielmo Boghetti, el alcalde de la isla Sergio Ortelli además de representantes de Costa Crociere, propietaria del crucero y familiares de las víctimas participaron en el acto, durante el que fue lanzada una corona de laurel frente a la proa de la nave.
En la ceremonia no estuvo presente el ex capitán del Costa Concordia, Francesco Schettino, actualmente enjuiciado con los cargos de naufragio, abandono de la nave y homicidio culposo que le podrían costar hasta 20 años de cárcel.
Sin embargo, Schettino envió un mensaje en el que expresó su “profundo pésame” a los familiares de las víctimas.
“Me uno al silencio conmemorativo en el aula que renueva un dolor indeleble para todos nosotros”, escribió.
Confirmó que no podía estar presente en la audiencia de este lunes del juicio en el que es imputado y que se celebra en un teatro de la central ciudad de Grosseto, debido a que su defensor se unió a una huelga de abogados celebrada entre este lunes y el miércoles en Italia.
En el aula del teatro, sin embargo, estuvieron presentes familiares de las víctimas y algunos supervivientes.
“Hoy es el momento del silencio, de la reflexión y del agradecimiento, por si hubiera necesidad, a la isla del Giglio y a sus habitantes por lo que hicieron y continúan haciendo”, declaró el jefe del departamento de Protección Civil, Franco Gabrielli, presente en el acto.
La semana pasada Gabrielli anunció que el Costa Concordia, que fue reflotado en septiembre pasado, será removido en junio próximo.
En el naufragio ocurrido la noche del 13 de enero de 2012 perdieron la vida 33 personas, de las cuales una, el camarero indio Russel Rebello, aún está desaparecido.
La nave se hundió tras chocar con los escollos debido a que el crucero se acercó demasiado a la costa para saludar a las personas que se encontraban en tierra firme.
Schettino abandonó el barco, en el que viajaban más de cuatro mil personas, cuando a bordo había aún cientos de pasajeros.