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Consideraciones después de la elección

JULIO FAESLER

Es buena la noticia que, después de tanta expectación e inquietud dentro y fuera del PAN, sus elecciones internas para Presidente terminaron con éxito. La definición a favor del chihuahuense Gustavo Madero refleja que el mejor sentido prevaleció y que así el partido tendrá un experimentado y avezado líder para las próximas batallas que le esperan.

No viene a cuento el detenerse, ya se perdió mucho tiempo valioso examinado detalles irrelevantes, en discutir si el método de elección directa para presidente fue el mejor o si el perdedor y su grupo deban ser consolados con algún favor. El proceso depuró a los que sobraban.

Es llegado el momento de preparar sin demora y en todas sus facetas operativas al partido para las elecciones intermedias y de gubernaturas que se aproximan en 2015. A duras penas hay tiempo suficiente para la prueba mayor que le espera a la ciudadanía en 2018. México necesita que la contienda política se prepare bien, con profesionalidad y señorío en todos los partidos, y el PAN tiene que estar listo.

El PAN cuenta con elementos más que adecuados. En él se acumula mucha experiencia, de todo tipo, tanto por sus largos años en la oposición desde 1939 como por su docena de años en Los Pinos. Los verdaderos líderes panistas amalgaman los principios del humanismo político con las recetas prácticas que le ofrece el modelo de economía social de mercado. Esta combinación se expresa en programas de gobierno de aplicación local, estatal y nacional. Los futuros discursos habrán de ser más convincentes y atractivos que nunca.

El electorado nacional también tiene su experiencia. Ya sabe que su voto determina, dentro de los márgenes que se dan en toda democracia, quienes ocupan los puestos de representación.

El público está interesado en conocer y en su caso apoyar las propuestas que sean sensatas y congruentes como son las del PAN. Hoy las razones están más que a la vista. El PRI, tras de haber recobrado la presidencia de la República, lleva tiempo sin haber probado "saber gobernar", de lo que antes mucho se jactaba. Su plataforma económica se ha estancado en proteger el liberalismo de mercado abierto, debilitando a la sociedad y acentuando las brechas de injusticia social.

Independientemente de encontrarse aún deshilvanado y sin presidente, el PRD tendrá a su vez, por razones de origen, que proponer al electorado un modelo de desarrollo de inspiración populista pese a que tales programas hayan resultado desastrosos para los países europeos y latinoamericanos que los han experimentado en años recientes. Su alternativa sería resignarse a quedar simplemente como voz que sólo sabe contradecir a la autoridad en turno.

El PAN puede verse a sí mismo con la confianza de contar con una propuesta sana, sensata y equilibrada apoyada por una autoseleccionada membrecía convencida de los principios patrióticos e ideológicos que su partido proclama. Son éstos los que el partido tiene que difundir para reclutar los votos que lo lleven al poder, ahí donde los conceptos se materializan.

De todos es sabido que México nunca ha aprovechado su gran potencial. Una de las funciones de los partidos políticos es la de monitorear que todas las ramas del gobierno trabajen coordinadamente para que los esfuerzos nacionales lleven a mejores niveles de vida. La formación de cuadros de funcionarios así como de las juventudes que a su momento releven a aquéllos, es urgente desde cualquier ángulo político que se le vea. Ahí el PAN se vio remiso.

Hace tiempo que nos quejamos de los abusos de la partidocracia que domina los tres escenarios de gobierno. A ella hemos culpado no sólo los absurdos retrasos en despachar legislaciones urgentes sino graves manipulaciones en organismos públicos como el IFE. A las connivencias de todos los partidos se debe la absurda incomunicación actual entre el Jefe del Ejecutivo y el Congreso. Esa partidocracia ha dañado severamente a México.

Actuar, en cambio, con responsabilidad promoviendo los objetivos de la plataforma propia, sabiendo que hay éxito cuando los demás partidos o la Presidencia de la República también concuerdan, es una sana estrategia, que, de paso también es componente imprescindible de la democracia.

juliofelipefaesler@

yahoo.com

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