La canción Fiesta de Joan Manoel Serrat hace honor a una de las festividades mayores del 24 de junio en la que aparte de festejar al San Juan Bautista se festeja al cuerpo, pero además se igualan clases y sentimientos "todos comparten su pan, su mujer y su gabán hombres de cien mil raleas", pues el día mismo y el siguiente a la ansiada clasificación de nuestra Selección a octavos de final se vivió una hermandad similar a la relatada en la canción, hermandad a la que como quisiéramos se le sacara el máximo provecho en otros sectores de nuestro golpeado país.
La ilusión de llegar al anhelado quinto partido y una confianza inusual reinó durante la semana y siguiendo la tendencia musical, uso el título de la canción "Color de esperanza" del argentino Diego Torres, esa esperanza con que amanecimos ayer domingo y que duró por 80 minutos en los que el país entero se pintó de esperanza en los rostros de todos los que tuvimos una confianza no vivida con anterioridad en este grupo de aguerridos jugadores que dejaron en la cancha alma, corazón y vida en un barco de rumbo inicial incierto y que ayer se ganaron el respeto de la afición y de sus más aguerridos críticos y detractores.
El partido de ayer en el que nuestra Selección cayó cara al sol nos da para mucha plática y reflexiones, este equipo nacional sin duda será bien recibido a la llegada a nuestro país y nos ofrece una óptica distinta para la próxima eliminatoria y el Mundial, esperamos llegar sin las complicaciones de este esperanzador Brasil 2014 en el que un error mental de acomodo da a los holandeses el empate y la pifia de un árbitro sin peso en el manejo del partido da la puntilla a un grupo de aguerridos nacionales que por desgracia se desdibujó en el segundo tiempo y al que los ajustes tácticos no ayudaron, mover a Héctor Herrera de su terreno natural, la entrada de un Aquino desconectado y guardar la tendencia ofensiva de los partidos pasados fueron el corolario de un Mundial en el que como pocas ocasiones reinó la esperanza.
Despertamos de un sueño de despegue total del futbol mexicano pero despertamos con la confianza en nuestras posibilidades de llegar a nuevas empresas y caminar por campos largamente anhelados con la firmeza que da la convicción y la mentalidad combativa y ganadora. Todos los integrantes de esta Selección merecen reconocimiento y respeto desde los utileros, auxiliares, técnico, jugadores y hasta los directivos que aguantaron el vendaval en tiempos difíciles a pie firme a base de trabajo, esfuerzo y valentía. ¡Hasta la próxima!
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