En esta ocasión quiero iniciar esta columna agradeciendo a mi casa editora y a ustedes amables lectores por los siete años de vida de esta columna, recordar con mi reiterado agradecimiento al Lic. Miguel Ángel Ruelas Talamantes, quien me abrió las puertas a esta tribuna, en la que contagiado en su pensamiento he tratado de apoyar al deporte lagunero, reconociendo tanto a los nacidos en estas benditas tierras como a los que por voluntad propia decidieron adoptarla como propia convirtiéndose en uno más de los nuestros, a los que se fueron con el grato sabor de boca y la mejor impresión de nuestra gente, añorando el regreso, y a los que vuelvan para sentirse de nuevo como en casa, a los que llegan para que sepan que llegan no a la ciudad sino a la región de los grandes esfuerzos.
Y con el apoyo les comento de la agradable tarde taurina del pasado sábado en el Coliseo Centenario, en un evento privado se lidiaron tres novillos, dos de José Garfias y uno de Arzola para el matador Arturo Gilio, el novillero Abraham Marín y el próximo novillero Jesús G. Sotomayor. El festejo resultó redondo, la experiencia y clase torera de Arturo nos permitió disfrutar de una muy buena faena ante un novillo al que a base de consentirlo y llevarlo con sapiencia acabó por hacer que se entregara a la muleta poderosa del matador, en el tercio de banderillas pagó la invitación que apenas dos días antes le había hecho su hijo Arturo y cubrieron un lúcido tercio de banderillas.
El que cargo con lo difícil de la tarde fue Abraham Marín, quien ante un inicio desconcertante y resabioso del de Arzola pudo meterlo en la muleta, sin irse limpio ya que el novillo hizo en dos ocasiones por él propinándole varios rayones y un puntazo leve en la axila derecha, ante ambos percances Abraham respondió con creces volviendo al morito sin verse la ropa para culminar su faena.
Y lo grande de la tarde vendría con el Güero que está cerrando su preparación para su debut, y vaya forma de hacerlo ante un novillo-toro de 390 kg con mucha clase, circunstancia que aprovechó para lucir en los tres tercios, de nuevo invitación al matador Gilio para las banderillas, cerrando Jesús con espectacular par, con la muleta lució enormidades al tomar el son de la embestida y culminó con gran estocada de efectos retardados ante la bravura del novillo. ¡Enhorabuena para todos!
Y no queda más que desearlas a todos ustedes amables lectores una muy feliz Navidad, un abrazo para todos y ¡Hasta la próxima!
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