Los seres humanos somos profundamente sociales., estamos diseñados para estar conectados unos con otros para trabajar y convivir juntos. No hubiéramos sobrevivido como especie sin nuestro deseo instintivo de vivir y trabajar en grupos.
Muchísimos estudios sostienen el fundamento de lo importante que es para todos y cada uno de nosotros el ser sociales. En su libro → Social, porque nuestros cerebros están hechos para conectarse→ , Matt Lieberman describe como nuestros cerebros están diseñados para interactuar con las demás personas y la manera en que interpretan los éxitos y fallas sociales como placeres o dolores físicos. Por ejemplo, el ser rechazado por otra persona o por un grupo de personas, se convierte en un dolor físico que puede ser aliviado o minimizado, como el dolor de cabeza, con una aspirina.
David Rock, fundador del Instituto de Neuroliderazgo ha identificado el grado de relación o conexión -sentimientos de confianza, cercanía y pertenencia- como una de las cinco categorías primarias de placeres y dolores sociales (junto con los de estatus, certidumbre, autonomía y justicia). En otro estudio, el sentimiento de trabajar junto con otros, desarrolla en la mayoría de las personas una motivación muy alta y de hecho una motivación esencial, el elixir mágico del interés, la alegría y el compromiso de las personas para dar lo mejor de sí mismas.
En teoría, el lugar de trabajo moderno debería estar replete de oportunidades para trabajar unidos, desde siempre hemos estado predispuestos a trabajar en equipo si se dan las condiciones esenciales para ello, el trabajo en equipo se da con toda facilidad y los buenos resultados de trabajar juntos no se dejan esperar.
Pero aquí viene la ironía: Mientras se supone que deberíamos tener metas de equipo y reuniones de equipo y ser evaluados de acuerdo con el desempeño del equipo, muy pocos de nosotros en realidad trabajamos en equipo. Un ejemplo: Yo trabajo con otros colaboradores desarrollando nuevos negocios y juntos estudiamos las oportunidades, vemos el potencial y preparamos los planes y estrategias. Sin embargo, nunca analizamos la información al mismo tiempo o sentados el uno al lado de los otros ni siquiera hacemos nuestros reportes juntos. Si, muchas de las metas que perseguimos son del equipo, pero a diferencia de nuestros ancestros que juntos cazaban al mamut, la mayor parte del trabajo que hacemos, lo hacemos solos, cada quien por su lado.
En pocas palabras, el problema del trabajo en equipo es que a pesar de tener un alto potencial de interacción y sentimiento de pertenencia al lugar de trabajo, todavía el trabajo en equipo sigue siendo solitario para cada uno de los miembros. Lo que necesitamos es provocar en el empleado el sentimiento de trabajar en equipo, de que no está solo, aun cuando en ciertas etapas del trabajo, lo esté desarrollando solo. La Universidad de Stanford ha identificado una de las más eficientes formas de provocar este sentimiento: Desarrollar el trabajo enfatizando el uso de la palabra ¨juntos.
En el estudio desarrollado por Stanford, los participantes primero se reunieron en grupos pequeños y luego fueron separados para resolver rompecabezas difíciles por sí solos. A las personas que trabajaron en la categoría de → psicológicamente juntos→ , se les dijo que estarían resolviendo el crucigrama ¨juntos¨a, pesar de estar físicamente en cuartos diferentes, aunque podían escribir o recibir notas de sus compañeros con recomendaciones para resolver más rápido el rompecabezas. En la categoría de → psicológicamente solos→ , no se mencionó la palabra → juntos→ y las notas para resolver más rápido el rompecabezas no vendrían de compañeros de equipo, sino de los encargados del estudio. Todos los participantes estaban, en efecto, trabajando solos en la solución del rompecabezas. La única diferencia real era solamente medir el efecto de haberles dicho a unos que estaban trabajando → juntos y a otros no.
Los efectos de esta pequeña manipulación fueron sorprendentes. Los participantes en la categoría de → psicológicamentejuntos resolvieron más crucigramas en un 48%, resolvieron más problemas de forma correcta y tuvieron un mejor recuerdo de lo que habían visto durante la solución de los rompecabezas. También ellos dijeron sentirse menos cansados y menos aburridos por el trabajo y reportaron haber encontrado más interesante el rompecabezas al trabajar → juntos y también por ello fueron más persistentes y se sintieron más motivados y no obligados por el equipo.
La palabra → juntos tiene mucho poder sobre la mente, por sí misma sirve para relacionarnos, darnos sentido de pertenencia, de conexión y nos da la sensación de que contamos con gente en la que se puede confiar para trabajar juntos por una meta común.
Los gerentes y ejecutivos deberían usar esta palabra con mucho más frecuencia. De hecho, no se debe dejar pasar una oportunidad de comunicación sin usar la palabra → juntos→ . Lo anterior es muy cierto, hagamos → juntos un constante recordatorio para los empleados en el sentido de que no están solos, sino que hay gente del mismo equipo, navegando en el mismo barco, motivándolos a dar lo mejor de sí mismos por el bien del equipo.
