Probablemente muchas personas conocen a alguien que tiene trastorno bipolar. El trastorno bipolar es una enfermedad del cerebro, los que lo sufren experimentan cambios de ánimo inusuales. A veces se sienten muy felices y "animados" y mucho más activos que de costumbre y otras veces se sienten muy tristes y "deprimidos" y son mucho menos activos.
Recientemente tuve una conversación con un colega de la industria minera quien me comentaba acerca de su jefe canadiense y el comportamiento que tiene en los negocios.
Es un extraordinario empresario y tiene mucho carisma; toda la gente que le reporta a esta persona -incluyendo a mi colega-, están de acuerdo en que el tiene grandes cualidades de líder y siempre enfrenta la adversidad con habilidad y es capaz de convencer a su equipo para tener un mismo objetivo y trabajar muy duro para conseguirlo.
Sin embargo, la gente que tiene trato con él también está de acuerdo en que con mucha frecuencia se pasa de la raya, pasa instantáneamente de una idea a otra muy distinta y algunos de sus planes no son apegados a la realidad aun cuando suenan grandiosos. Frecuentemente envía a sus subalternos correos electrónicos en las horas de la madrugada y a veces es difícil entender lo que trata de decir en dichos correos y siempre espera que le contesten de inmediato. Cuando alguien trata de decirle que se calme un poco y que le baje, nunca escucha lo que le dicen.
Su sentido de invencibilidad lo hace sentir que lo puede todo. Una vez que se decide por algo, es prácticamente imposible hacerlo que cambie de opinión. Su nula habilidad para escuchar aunada a su falta de juicio, hace que él tome un alto número de malas decisiones.
Los directivos de la empresa han pensado en despedirlo, pero finalmente decidieron dejarlo y asignarle una persona que lo asesore para que mejore en su comportamiento y en sus resultados.
El asesor identificó que esta persona padece un desorden llamado disfunción bipolar, una condición que afecta al 4% de la población. La gente que padece este desorden muestra periódicamente una actitud hiperactiva y además duerme poco o casi no duerme. Experimentan todos sus sentidos de manera muy intensa que los puede hacer sexualmente muy activos y son muy propensos a episodios de comportamiento muy extravagante. Sus estados de ánimo dan bandazos amplios de un estado de exuberancia al lado totalmente opuesto y pueden súbitamente volverse introvertidos, evitando la compañía de otros. Cuando este es el caso, aun cuando no duermen, batallan mucho para salir de la cama.
Esta condición extrema a menudo se asocia a personas altamente creativas como William Blake, Friedrich Nietzsche, Beethoven, Allan Poe, Van Gog, Ernest Hemingway, quienes sufrían ciclos como los descritos. También los sufrían líderes famosos como Roosevelt, Churchill y el general Patton.
Como lo muestra la historia, líderes bipolares como los mencionados son excelentes cuando se enfrentan a crisis y enfrentan con éxito la adversidad, salen adelante en donde otros fallan y tienen la habilidad de inspirar a los demás para que los sigan.
El problema es que debido a su extremo sentido del poder, la energía y el optimismo, su juicio y su pensamiento tienen una alta probabilidad de equivocarse. Debido a su exagerada autoestima, se creen con supercapacidades y tratan de hacer más de lo que realmente pueden manejar y los problemas se agravan ante su incapacidad para reconocer que su comportamiento es disfuncional.
Cuando los inevitables desastres y contratiempos fruto de su comportamiento aparecen, ellos caen en estados de profunda depresión. También conozco otro caso en el que la persona afectada ha sentido la necesidad de recibir asistencia médica en un hospital psiquiátrico e incluso recluirse por una breve estancia; su esposa ha solicitado la separación y él enfrenta problemas financieros.
Las personas afectadas por este trastorno pueden recibir ayuda y liberarse de este problema. En los momentos en que se sienten omnipotentes es difícil ayudarlos, pero cuando se deprimen pueden ser receptivos a la orientación y a los consejos. La clave para lograr que mejoren reside en ayudarlos a reestructurar su vida en lo personal y en lo profesional, cuando el comportamiento bipolar no es tan agudo, la orientación y los consejos resultan suficientes, pero en casos extremos, quienes sufren este problema eventualmente requerirán terapias y medicamentos, sin embargo, la etapa inicial para ayudarlos a reestructurar su vida, los harán más propensos a aceptar ayuda adicional.
Dar consejos y ayuda a gente bipolar no es fácil, sobre todo cuando los afectados no han tenido ninguna experiencia de ayuda psicológica y ello implica solicitar la participación de personas allegadas al afectado para apoyarle a visualizar las consecuencias que puede haber si no se recibe ayuda para resolver el problema. Esta visualización le da al afectado un incentivo adicional para hacer algo por remediar la situación.
Por una parte está bien que los ejecutivos de las empresas reciban ayuda para remediar ciertos trastornos funcionales que afectan su trabajo, sobre todo cuando son ejecutivos brillantes, con buenas habilidades de liderazgo y carisma para trabajar en equipo.
Pero, por otra parte, el resto de las personas que trabajan bajo las órdenes de personas con comportamiento bipolar, tienen que sufrir las consecuencias de trabajar en un ambiente con altos niveles de estrés debido a un jefe hiperactivo y que espera que los demás también lo sean. Trabajar bajo las condiciones de un jefe bipolar es la antitesis de la salud mental para todos. Lo mínimo que deben hacer las empresas es detectar el problema a tiempo, para que la solución también sea oportuna para quienes sufren las consecuencias en el trabajo y en la familia.
jmgzzgmail.com
