He jugado tenis desde que tenía 27 años, me gusta mucho este deporte y creo que no juego mal, pero reconozco que estoy muy lejos de ser el buen jugador que desearía ser. En todo este tiempo desde los 27 años he tenido temporadas largas practicando el tenis y también, temporadas largas sin practicarlo. Recientemente, después de más de tres años de no practicarlo, empecé a jugar de nuevo con resultados pésimos en los primeros juegos. Sin embargo, con la práctica, he mejorado y creo que ya he alcanzado de nuevo mi nivel máximo de juego que ya tenía en el pasado.
Muchas personas de mi generación y todavía muchas de las nuevas generaciones piensan que algunas personas nacen con talentos especiales y que su habilidad para lograr resultados excelentes en las metas que se proponen está determinada por factores genéticos, por herencia. He leído seis libros y he encontrado diversas investigaciones que colocan en la mesa de la duda las creencias descritas. Uno de estos libros, The Way We're Working Isnt Working ("La Forma en Que Trabajamos no Funciona", de Tony Schwartz) da una guía basada en la ciencia del alto rendimiento para que cualquier persona construya y aumente sistemáticamente su capacidad física, emocional, mental y espiritual.
Lo vemos en muchas empresas, ejecutivos que demuestran que es posible desarrollar casi cualquier capacidad o habilidad de la misma manera sistemática en la que una persona desarrolla armónicamente su musculatura: Salir de su zona de confort, sudar la camiseta, hacerlo metódicamente, con alguien que le indique las rutinas más apropiadas y con mucha persistencia. Lo dijo Aristóteles: "Somos lo que hacemos de manera repetida". Basados en prácticas altamente específicas, muchos ejecutivos en las empresas han mejorado sus habilidades de comunicación, liderazgo, empatía, enfoque, creatividad, desarrollo de emociones positivas y manejo del estrés, por mencionar algunas.
Por más de dos décadas, Anders Ericsson -Psicólogo sueco reconocido como uno de los líderes en el estudio del desarrollo de habilidades- ha sostenido que no es el talento heredado lo que determina que tan buenos somos en algunas áreas, sino que tan duro estamos dispuestos a trabajar en ello, esta disponibilidad Ericsson la llama "Práctica deliberada". Junto con muchos investigadores de este tema, Ericsson reconoce que se requieren por lo menos 10 mil horas de práctica adecuada, para lograr resultados competitivos.
La práctica adecuada es la llave que nos abre la puerta de la competitividad personal, tenemos una muy alta capacidad de influir en nuestros resultados personales. Sin embargo, Ericsson ha encontrado que la práctica adecuada y persistente es muy difícil de lograr, ya que se requiere también una voluntad férrea y alta disponibilidad al sacrificio. Por esto mismo, la capacidad de influir en nuestros propios resultados se dificulta, pero a final de cuentas depende sólo de cada uno de nosotros.
Si uno realmente quiere ser muy bueno en algo, ello involucra inexorablemente, salir de nuestra zona de confort, tener tolerancia a la frustración, batallar con uno mismo y enfrentar contratiempos y fracasos durante el largo camino para continuar la mejora y alcanzar altos niveles de competitividad. Por otro lado, la recompensa a todo lo anterior es la satisfacción de convertirse en alguien realmente bueno en algo, por medio del trabajo duro.
La práctica adecuada implica también dedicarse con entusiasmo y entrega a lo que uno realmente quiere. Implica también hacer siempre primero lo que más nos cuesta trabajo hacer y vencer de esta manera nuestra tendencia instintiva al placer y a la comodidad. Las investigaciones han revelado que las personas que tienen éxito en la práctica adecuada, muchas veces dejan de lado la parte gratificante y se enfocan a las partes más difíciles desde las primeras horas del día a antes de hacer cualquier otra cosa. En las horas más tempranas del día es cuando nuestro nivel de energía está en su punto más alto y además es la parte del día en que tenemos menos distracciones.
La práctica debe ser intensa, por períodos cortos de no más de 90 minutos y tomar descansos. Los investigadores han encontrado que 90 minutos es el lapso de tiempo en que podemos tener nuestro más alto nivel de enfoque y atención hacia una actividad dada. La evidencia también demuestra que, en promedio, las personas competitivas practican 4.5 horas por día (esto hace que las 10 mil horas signifiquen 8.5 años en promedio).
Debemos buscar retroalimentación de expertos sobre nuestro avance en la práctica adecuada, entre más simple y más precisa sea esa retroalimentación, más fácil será hacer los ajustes necesarios. Si la retroalimentación es demasiado frecuente, nos sobrecargará y nos creará ansiedad y el aprendizaje disminuirá en su efectividad.
El descanso es muy necesario, relajarse después de un esfuerzo intenso no solamente nos da la oportunidad de recargar la pila, sino también metabolizar y asimilar el conocimiento y además, en los momentos de descanso es cuando el hemisferio derecho se hace más dominante y nos hace más propensos para nuestros logros creativos.
La voluntad y la disciplina son altamente indispensables para la práctica adecuada y la mayoría de nosotros no las tenemos con suficiencia, por ello, para asegurar que trabajaremos muy duro, tenemos que desarrollar rituales, hábitos. Tiempos específicos, inviolables para ser dedicados a la práctica adecuada.
Los otros cinco libros a los que hice referencia en el segundo párrafo son: Talent is overrated (El talento es sobrevalorado) de Geoffrey Colvin, The Talent code (La clave del talento) de Daniel Coyle, Outlier (Valor extremo) de Malcolm Gladwell, The Genius in All of Us (El genio en todos nosotros) de David Schenk, Bounce (Rebotar) de Mathew Syed.
He practicado el tenis por muchos años, pero nunca le he dedicado las horas diarias que se requieren para ser muy competitivo, se lo que se requiere para llegar a serlo. Sin embargo, tengo otras prioridades a las que si les dedico la atención y la práctica debidas y es excitante saber que somos capaces de mejorar en todo y que eso solamente depende de cada uno de nosotros.
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