Armando de la Fuente Kuri, compañero de estudios durante el bachillerato, de vez en cuando me envía mensajes. Uno de ellos es inspirador y descriptivo por ello merece lo comparta con ustedes.
Cita a algunos personajes públicos y frases que han pronunciado, siendo mensajes trascendentes, que merecen unos momentos de reflexión.
Una de los pensamientos se refiere a las permanentes quejas que tenemos por nuestros malos gobernantes; se la atribuyen al rumor popular que dice: "Cómo quieres que el estado solucione tus problemas, si el estado es el problema". Ya lo hemos dialogado en otras ocasiones: solo actuando nosotros mismos lograremos cambiar el rumbo la política de nuestro país.
"Las drogas se producen en el sur y se consumen en el norte. Las armas se producen en el norte y se consumen en el sur", dice Arcadi Oliveres I Boadella, economista y activista por la justicia social, refiriéndose a la desigualdad existente entre ricos y pobres del Continente Americano, cruda realidad que desatienden los pudientes, ocupados en mantener su hegemonía y dominar a sus servidores pobres, sin preocuparse por las consecuencias que todos padeceremos al futuro.
Sume ese señalamiento al de Jean-Jacques Rousseau, personaje de la Ilustración, quién sentenció: "La igualdad en la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro ni ninguno tan pobre que se vea obligado a venderse." Piense que solo 1.7 de cada cien mexicanos están en situación económica sobradamente desahogada y administran los recursos de un México que tiene a sesenta de cada cien personas sobreviviendo en la pobreza.
Es evidente que debemos re-direccionar el camino que seguimos como humanos.
Cada día es mayor el individualismo y egoísmo, vamos perdiendo valores como el respeto y la dignidad, enterrando los sentimientos de solidaridad y subsidiaridad con el prójimo y pretendiendo ignorar que los pobres son cada vez más pobres y los ricos menos numerosos y en dinero más ricos.
Ahora, los intereses en la vida se cuentan en dinero y posesiones, alejándonos de la espiritualidad, verdadera felicidad.
Vivimos la translocación de valores, que nos van sumiendo en un estado de oscuridad intelectual, afectiva, y sentimental, arrastrándonos a la condición de pobreza de espíritu.
El Premio Nobel de Medicina 2010, Drauzio Varella, oncólogo brasileño, ha desenmascarado el desquiciamiento de esos valores denunciando: "En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para las mujeres que la cura del Alzheimer", refiriéndose a la banalidad en que hemos caído con la aplicación de la ciencia; luego agrega con ironía y sarcasmo: "de aquí que en algunos años tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordarán para que sirven..."
Ni que decir de la guerra, cuyo armamento es vendido a los pobres por los ricos, ante la total indiferencia de quienes pueden actuar buscando el bien común, no sólo dinero.
Otro, describe nuestra realidad nacional con una caricatura que muestra a una muchedumbre que va empujándose cuesta arriba, cada vez más cerca de un precipicio, escribiendo los siguientes diálogos:
Preguntan los que van atrás: -¿A dónde vamos? Y les contestan: -No sé, ¡los de adelante deben saber!;
Y los de adelante, casi por caer, dicen: -¿A dónde vamos? y alguno contesta: -No sé, ¡pregúntale a los que van empujando!
"Los de arriba", nuestros líderes, no saben o no quieren saber a dónde vamos y los demás, -todos nosotros- los dejamos arrastrarnos por sus intereses personales y particulares. ¿No le parece así?
También leí una sentencia, sin autoría, que nos advierte sobre nuestro actuar y decidir con intención: "Pobre del que tiene miedo de correr riesgos, porque ese, quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño". Se lo dejo para el análisis.
Desde luego que hay contrapesos y esos promoverán el cambio, como el joven Oscar Omar Cháirez Salazar, egresado de la UAL, quien ahora estudia en Francia un posgrado en Economía y Desarrollo Sustentable; él, me explicó su sentir y experiencia al regresar a La Laguna, luego de casi un año en el extranjero y me comentó sobre su reapreciación de la vida familiar -de por si buena- ahora acrecentada con la distancia; me habló en referencia a la vida social, mencionando su gusto al ver que en La Laguna tratamos de reconquistar los espacios públicos, aunque dijo desagradarle escuchar: "te vas acostumbrando", comentario de algunos amigos resignados ante la inseguridad y falta de oportunidades.
Ojalá que esos casos positivos sean el impulso que necesitamos para cambiar nuestra actitud: participando, involucrándonos en la problemática regional, trabajando y exigiendo el cambio a los responsables; reaccionando activamente ante los problemas de la vida, insistiendo en resolverlos, machacando hasta lograrlo.
¿Usted acepta participar?
ydarwich@ual.mx