Advirtiendo que se encontraba “al borde del desastre”, Ucrania puso en alerta sus fuerzas militares y pidió ayuda internacional para evitar lo que teme, se convierta en una mayor invasión de Rusia.
La indignación por las tácticas militares de Rusia creció en las capitales del mundo, como fue el caso de Estados Unidos, cuyo secretario de Estado John Kerry pidió al presidente ruso Vladimir Putin que retire sus fuerzas armadas tras “un increíble acto de agresión”.
Un día después que Rusia tomó la estratégica península de Crimea sobre el Mar Negro sin disparar un tiro, creció el temor en la capital ucraniana y en otros lugares del país de que Rusia pueda tratar de ampliar su control y tomar otras partes del Este de Ucrania.
Ante la amenaza rusa, el nuevo gobierno de Ucrania se movilizó para consolidar su autoridad al nombrar nuevos gobernadores regionales en el Este prorruso, consiguiendo el apoyo del empresario más acaudalado del país, Rinat Akhmetov, y cesando al jefe de la Marina tras su declarada lealtad al gobierno prorruso en Crimea.
El primer ministro Arseni Yatsenyuk dijo ayer domingo que no hay razón para que Rusia invada a Ucrania y advirtió que “estamos al borde del desastre”.
Los líderes mundiales se apresuraron a tratar de encontrar una solución diplomática a la crisis.
La OTAN sostuvo una reunión de emergencia en Bruselas, el ministro británico de Relaciones Exteriores voló a Kiev para apoyar a su nuevo gobierno y Kerry se preparaba para viajar a Ucrania ayer domingo. Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña debatieron la posibilidad de boicotear la próxima cumbre económica del Grupo de los Ocho a realizarse en junio en Sochi.
La Casa Blanca emitió un comunicado en conjunto en nombre del Grupo de los Siete (G7) en que anunciaba que suspendía su participación en la planeación de la próxima cumbre debido a que la incursión del ejército ruso en Ucrania viola los “principios y valores” bajo los que operan el G7 y el G8.
En Kiev, Moscú y otras ciudades, miles de manifestantes tomaron las calles ya fuera para condenar abiertamente la ocupación rusa o para celebrar el regreso de Crimea a su gobernante previo.
Putin ha desafiado los llamados de Occidente a retirar sus tropas, insistiendo en que Rusia tiene el derecho a proteger sus intereses y los de los rusoparlantes en Crimea y el resto de Ucrania.