Cuando se habla del crecimiento económico de los estados, tiende a olvidarse un aspecto de vital importancia: el equilibro en el desarrollo de las regiones. Sostener el crecimiento de toda una entidad en una sola región puede resultar contraproducente por los efectos que tiene en materia de desigualdad, migración e insatisfacción ciudadana. Si bien es cierto que la mayor parte de la responsabilidad recae en los gobiernos, no son éstos los únicos responsables. La Iniciativa Privada y las organizaciones de la sociedad civil también son actores relevantes en este proceso. En este sentido, el caso de Coahuila resulta simbólico por sus altos niveles de desarrollo y por la inequidad en el mismo.
El estado de Coahuila cierra 2014 con números positivos en términos económicos. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, en la entidad norteña se han generado 85,852 nuevos empleos en la primera mitad del sexenio de Rubén Moreira. En dinero, la inversión privada alcanzó en el mismo periodo los 3,179 millones de dólares (46,095 millones de pesos). Más de la mitad de ese recurso es de Inversión Extranjera Directa, el monto más alto en 25 años. El Gobierno de Coahuila asegura que dichos números son el resultado de 11 giras de promoción que ha realizado en 12 países y 70 empresas, principalmente en el Oriente asiático.
No obstante, la mayor parte de los empleos y el dinero invertido ha sido para la Región Sureste. De acuerdo a una nota de la periodista Lucía Pérez, publicada la semana pasada por El Siglo de Torreón, al corredor de Saltillo-Ramos Arizpe en tres años arribaron 2,032 millones de dólares de inversión, es decir, el 64 por ciento del total en todo el Estado. La zona acaparó 42 de los 73 proyectos, esto es el 57 por ciento. En cuanto al empleo derivado de dichos proyectos, poco menos de la mitad corresponden a la Región Sureste.
En contraste, regiones como La Laguna, la segunda del Estado en dinamismo económico, presenta cifras menos positivas. En tres años llegaron a la región 199 millones de dólares de inversión, es decir, 10 veces menos que lo registrado en Saltillo-Ramos Arizpe, y apenas el 6.2 por ciento del total en todo el Estado. En lo que se refiere a proyectos, la Comarca fue destino de sólo 15, o sea, el 20 por ciento. En materia de empleo, menos de una tercera parte de los puestos de trabajo generados en el Estado corresponden a La Laguna.
Aunque se espera que estas cifras repunten en la segunda mitad del sexenio, con anuncios importantes de inversión de empresas como Lala (100 millones de dólares) y Yura (53 millones de dólares, la brecha seguirá siendo muy amplia. Y a decir de la Iniciativa Privada regional, son dos los factores que han contribuido a que La Laguna se haya rezagado en materia de crecimiento económico: la ubicación geográfica según la vocación económica, y la infraestructura de hospedaje industrial.
Según Eugenio Treviño, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) y coordinador del Grupo Empresarial de La Laguna (GEL), entrevistado la semana pasada por la periodista Fabiola Pérez-Canedo, de El Siglo de Torreón, la Región Sureste cuenta con una ubicación geográfica privilegiada para el ramo automotriz, ya que se encuentra dentro del corredor que va de Monterrey a México. No obstante, siempre se ha hablado de que la Comarca Lagunera cuenta con una ubicación geográfica también privilegiada, al ser el ombligo de dos de los ejes más importantes del país: el Matamoros-Mazatlán y el Ciudad Juárez-Ciudad de México. ¿Cuál es entonces la diferencia con Saltillo?
Para Carlos Rangel Orona, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) y la Oficina de Convenciones y Visitantes (OCV) Laguna, la preferencia de los inversionistas por Ramos Arizpe y Saltillo obedece a que el Gobierno del Estado ha dedicado desde hace muchos años una gran cantidad de recursos y atención a esa región, lo cual ha redundado en la dotación de toda clase de infraestructura que no tiene La Laguna.
Está claro que las últimas seis administraciones estatales han enfocado buena parte de sus esfuerzos a hacer de la Región Sureste de Coahuila uno de los principales emporios automotrices, no sólo del país, sino de toda América Latina. A ese esfuerzo se ha sumado la Iniciativa Privada de Saltillo y Ramos Arizpe, así como los gobiernos municipales y las universidades. La pregunta que surge aquí es ¿por qué en La Laguna no se ha hecho algo similar?
La vocación del Sureste se definió hace varios lustros en una oficina de gobierno y el resultado de esa planeación salta a la vista de todos. En menos de dos décadas, Saltillo rebasó a Torreón como la ciudad más poblada y la más importante en desarrollo económico. Mientras que Saltillo se ha convertido en un polo de atracción de inversión y población que busca una oportunidad de empleo, la Perla de La Laguna registra un alto índice de migración y, según las encuestas del Barómetro de México Avanza, sus habitantes, sobre todo los más jóvenes, muestran en su mayoría una clara intención de abandonar la región.
Ahora bien, el fenómeno de la migración presenta dos caras. Por una parte están los que se mueven de esta región a otras del país o, incluso, del mundo. Por la otra están quienes, movidos por la falta de oportunidades en los cientos de comunidades rurales de la Comarca, llegan a engrosar los cinturones de miseria de la zona metropolitana en donde las fuentes de empleo no crecen al mismo ritmo que la población. El resultado: más pobreza, más incertidumbre, más marginación. Las consecuencias: desempleo, inseguridad, informalidad.
Por otra parte, es un sentimiento arraigado en buena parte de los laguneros que las capitales de Durango y Coahuila han recibido por años un trato privilegiado de los gobiernos estatales. Cualquier observador que visite ambas ciudades y las compare con la zona metropolitana de La Laguna podrá percatarse de la diferencia que existe en cuanto a obra pública y desarrollo. En el sexenio pasado, la relación de inversión pública en obras de infraestructura vial fue de 2 a 1, según una investigación realizada por El Siglo de Torreón y publicada en abril de 2011.
Sin embargo, se desconoce qué porcentaje del monto destinado a inversión pública corresponde a La Laguna debido a que el gobierno estatal no aporta las cifras desglosadas por regiones, ni en Coahuila ni en Durango. Y ante esta ausencia de información, la percepción de trato desigual se mantiene.
El jurista romano Domicio Ulpiano decía que la justicia es dar a cada quien lo que le corresponde o lo que se le debe. Bajo este concepto podríamos preguntar: ¿se le ha dado a La Laguna lo que le corresponde o lo que se le debe?
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