La presidenta de Argentina, mantiene silencio sobre el mayor escándalo de corrupción de su gobierno, en el que está implicado como principal sospechoso Amado Boudou. (Archivo)
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, mantiene silencio sobre el mayor escándalo de corrupción de su gobierno, y en el que está implicado como principal sospechoso el vicepresidente Amado Boudou.
El lunes pasado Boudou se presentó ante el juez Ariel Lijo y se convirtió en el primer vicepresidente de la historia democrática de Argentina que declara como imputado en una causa por corrupción.
La historia que conmueve a la política local comenzó en abril de 2012, cuando un programa de televisión denunció que Boudou había intervenido cuando era ministro de Economía para rescatar a la imprenta Ciccone.
De acuerdo con la investigación, el vicepresidente después compró la empresa y logró que obtuviera contratos millonarios con el Estado y con el partido gobernante, el Frente para la Victoria.
Hasta ahora el cargo que pesa sobre Boudou es el de “negociaciones incompatibles con la función pública”, aunque la carátula del caso puede cambiar a algo más grave, como “cohecho”, si el juez decide procesarlo.
Desde que estalló el escándalo, hace ya más de dos años, Fernández de Kirchner no se ha referido al mismo, pese a las presiones de la oposición para que promueva la destitución del vicepresidente.
El lunes, mientras Boudou declaraba, la presidenta no modificó su agenda y recibió a los gobernadores de varias provincias petroleras para analizar la búsqueda de inversiones.
Su silencio permanente le ha valido fuertes críticas, ya que jamás ha denostado la corrupción en términos generales ni en casos particulares, como éste.
El escándalo terminó la breve época en la que Boudou se convirtió en estrella de la política e incluso en precandidato presidencial rumbo al 2015.
A mediados de 2010, Fernández de Kirchner anunció de manera sorpresiva que su entonces ministro de Economía sería su candidato de fórmula rumbo a las elecciones que ganó en octubre de ese año con el 54 por ciento de los votos.
En ese momento todos los reflectores apuntaron a la juventud y carisma de Boudou, pero pocos meses después se le vinculó al irregular rescate y compra de Ciccone y su futuro político se frustró.
Ahora sólo le queda esperar la decisión del juez, lo cual ocurrirá la próxima semana, pero si decide su procesamiento aumentará la presión política para alejarlo del cargo.
