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Crónicas de viaje

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Toledo, simplemente, es espectacular. A la ciudad se le ve, primero, de lejos, las grandes siluetas de sus edificios, la catedral, el río que la rodea, como si fuese un gran foso de palacio medieval que se continúa con la muralla construida por el hombre; de lo que ha quedado las magníficas puertas para entrar a la ciudad, sobre todo la de la bisagra. No acostumbrado a enfrentar a una ciudad amurallada, comencé a sorprenderme como a un niño y a recordar aquellas ciudades iluminadas de los nacimientos monumentales de mi niñez. Después, entras a la ciudad preguntándote la razón por la cual el turibús no pasó cerca de los monumentos importantes. Eso te lo vas a responder caminando por las calles, tan pequeñas, que se debería de prohibir las mancillen cualquier tipo de automóviles, ya que no concuerdan ni con el tamaño de las calles ni con su diseño. Ahí, sólo debería de caminar la historia y el turista con deseos de conocerla. Cada rincón es una irremediable sorpresa.

Toledo hay que caminarlo. Subir, bajar, recorrer los callejones. La bajada no interesa, la subida es lo pesado, pero con la emoción ni lo sientes. La juventud guardada ahí te la vas a gastar, buscando los monumentos y las obras de arte de los cuales has oído hablar.

En Toledo, tranquilo. Se comienza en el Zocodover. Una plaza como tantas hay. Día de fiesta, la plaza llena. El corpus ahí lo festejan con todas las de la ley, el festejo les dura toda la semana. El Zocodover, desde siempre, ha sido plaza comercial. Lo que vi es la combinación de establecimientos locales con internacionales: hamburguesas y pizzas. Parece que la guerra la gana lo internacional.

Una vez desayunado, aquí el café americano es otro café americano, el que se hace por taza, lo que me recordó el café de mi tío Ramón, que tenía un aparato similar, en Acapulco, y que una vez creía haber descompuesto; a recorrer las calles hasta la catedral, qué es el primer lugar al que buscas.

Dos cosas suceden cuando recorres Toledo: te das cuenta de que toda la ciudad es el museo. (Me di cuenta tarde de que tenías que comprar una pulsera para acceder a todas partes y fui pagando una por una hasta que mi presupuesto alcanzó).

La segunda cosa que aprendes es que lo menos importante de esta visita es el entierro del señor de Orgaz. (Aquí le han quitado todo título y lo han dejado en señor).

La catedral, esa catedral es otro mundo, y eso que el altar mayor, por la fiesta, nos estuvo vedado. Cada rincón, cada detalle, cada escultura, cada representación, te hizo entender que no sabías nada, ni de iglesias, ni de arte, ni de nada. Pero tampoco te has podido imaginar nunca lo que la vanidad de las personas es capaz de construirse; lo de la vanidad podríamos compararla a la de los faraones que se llevaban todo para el momento de la resurrección. Así estos nobles y alto clero se embarcaron en el viaje del cual nunca volverás con toda su soberbia y su magnificencia.

Después, ya entenderás el barroco y el abismo profundo que existe con otras religiones donde la sencillez es lo que impera. En Toledo, no vas a encontrar nada más sorprendente que esa catedral, con todos sus rincones, con todas sus representaciones, simbolismos, lo que te imagines elevado a la máxima potencia. Insisto, y eso que no la pude ver toda por las fiestas. ¿Es la representación de lo celestial?

Todo lo demás, lo judío y lo musulmán, te parecen demasiado sobrios. Hubieras querido que fuera igual de espectacular y no lo es. Tal vez en otras ciudades me lo encuentre. Mi espíritu pide más, mucho más.

Subir, bajar, buscar. Gente por todos lados, de todas las nacionalidades. El prietito en el arroz, un mitin. Hacía mucho tiempo que no veía una bandera con la hoz y el martillo. Yo me pregunté: ¿Cómo te puedes quejar por falta de empleo con tanto turista que te rodea? Mucha falta e imaginación.

Se supone que debería de haber hablado de El Greco, pero ya lo dije, en mi experiencia fue lo de menos. Es magnífico el mural; a su casa no fui, por eso del presupuesto. Aún no visitaba la sinagoga y los lugares musulmanes. ¡Esa Catedral!

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