Al menos 345 autobuses fueron atacados hoy por grupos de personas en Río de Janeiro, donde una huelga de 24 horas de un sector de los conductores de autobuses provocó dificultades en el transporte público de la ciudad.
La mayoría de los vehículos resultaron con desperfectos por el lanzamiento de piedras y ataques incendiarios, según fuentes sindicales.
Algunos sindicatos de choferes de autobuses de Río continuaron la huelga para exigir un aumento salarial del 40 por ciento, lo que provocó que aproximadamente una quinta parte de la flota de autobuses no saliera a las calles.
Ello provocó largas colas de espera en las estaciones y generó un tráfico aún mayor en el metro y el tren suburbano, cuyos vagones estaban muy llenos durante las horas punta de la mañana.
El miércoles la Policía Federal brasileña llevó a cabo una huelga para exigir, a poco más de un mes para el Mundial de Fútbol, mejores condiciones laborales, y amenazaron con un paro durante la Copa del Mundo si no alcanzan un acuerdo con las autoridades.