Por desgracia para todos, excepto para los maleantes que son los implicados directos y agresores en sí, las cosas empiezan a cambiar de tono en cuanto a seguridad pública respecta.
Es cierto como lo es, que los índices de criminalidad en la región y particularmente en la Comarca Lagunera de Coahuila, habían logrado disminuir de manera sensible los delitos de alto impacto, como lo son el homicidio, el secuestro y la extorsión.
Cuando uno lee o se entera por las noticias el estado de sitio que hoy se vive en Tamaulipas o en su caso el grado de descomposición en que llegó a estar el estado de Michoacán, donde un gobernador interino y el hijo del gobernador constitucional están tras las rejas en este momento siguiendo proceso con el crimen organizado, parecería dar la sensación que lo que se vivió en La Laguna apenas hace algunos años ha quedado atrás.
La apertura de una decena de establecimientos restauranteros de nivel elevado y la aparición de centros nocturnos, no es otra cosa que el resultado que ciertamente en términos generales la tranquilidad está mediamente volviendo a Torreón. Incluso Gómez Palacio hoy tiene como nunca una mejor oferta restaurantera y hasta plazas comerciales donde tanto tiempo pasó para que se alojaran en esa zona de La Laguna.
Sin embargo, poco a poco la cosa empieza a descomponerse. Por fortuna (con respeto por supuesto a las recientes víctimas) no han ocurrido tragedias como cuando fueron atacados los bares Ferri y Juanas, o el ajusticiamiento a mansalva en aquella Quinta Italia, donde decenas de jóvenes inocentes fueron asesinados por el solo hecho de encontrarse en un sitio al que a algún grupo criminal no le parecía que existiera, y por eso se cometieron esas barbaries.
Por suerte, no han vuelto las balaceras a plena calle donde las detonaciones de las armas largas y hasta las granadas, cimbraron a muchos hogares laguneros y aterrorizaban a medio mundo. Cada semana uno se enteraba del secuestro de algún amigo, familiar o conocido, para luego a la siguiente, conocer el nombre de la víctima en turno.
Esas abominables etapas parece que se han quedado atrás, debe eso de reconocerse, o cuál razón ha hecho volver la vida nocturna vigorosa.
Sin embargo, las cosas por los últimos hechos empiezan a cambiar de tono. Un día sí y el otro también en las últimas semanas, las páginas policiacas nuevamente vuelven a presentar homicidios cometidos al estilo de la mafia: cuerpos encontrados atados de pies y manos; ejecuciones arteras donde los asesinos se presentan hasta en el domicilio de un padre de familia -la víctima en turno- e impunemente éste es acribillado; asesinatos con todas las agravantes, donde la víctima es ejecutada arriba de un taxi donde quedan persona y vehículo expuestos al transeúnte ocasional; y hasta tener la certeza de que aunque poco se hable de ello, los secuestros siguen ocurriendo en Torreón y cualquiera puede ser sujeto a vivir esa terrible experiencia.
Las personas que están cercanas al círculo del poder saben bien que las cosas no están como se tuvieron hace algunas semanas. No hay teoría concreta de ello, pero hipótesis como que el mando único no está siendo tan efectivo como en un inicio, la falta de policía en Gómez Palacio o algunos otros factores indeterminados, pudieran ser las razones por las que estos asesinatos, -en apariencia ajustes de cuentas entre bandas- se están presentando nuevamente.
Hay que hacer votos y no escatimar en su caso el apoyo y reconocimiento que se le debe brindar a las autoridades correspondientes para que puedan cumplir con su misión fundamental, que es darle seguridad al ciudadano, para que no vuelva a ocurrir el clima de terror que ya vivimos, porque parece que ese flagelo está reapareciendo de poco en poco.
