'Allá la canasta básica ya no nos alcanza, la tortilla está a 50 centavos o a veces a un peso por unidad”, LUIS Migrante hondureño.
La crisis económica y social que atraviesa Honduras, ha obligado a que muchos de sus habitantes emigren a otros países con la finalidad de juntar dinero y viajar a los Estados Unidos para conseguir un mejor futuro para sus familias, así lo comentó Luis, un hombre de 30 años que desde hace tres meses salió de su país para probar suerte en un territorio desconocido, la Comarca Lagunera.
Ante la marginación y el descuido del gobierno de su país, dice que intenta cruzar de una frontera a otra para lograr una estabilidad.
Actualmente trabaja en los cruceros más transitados de la ciudad al lado de su pequeño hijo de 14 años, Joel y una joven que encontraron en su camino llamada Daritza, de 22 años, otra inmigrante que salió de su hogar debido a que el lugar donde ella trabajaba cerró y se quedó sin empleo, así que no tuvo otra alternativa que salir de su casa sin avisarle a sus padres que migraría a otro país.
"La necesidad es la que me hizo salir de mi casa, cuando llegué aquí ya fue que le hablé a mis padres para decirles que iba migrar a los Estados Unidos, mi madre se puso a llorar, los extraño mucho, pero no hay de otra", comentó Daritza.
VENDIÓ SU CASA
"Allá las cosas no están buenas, ya la canasta básica no alcanza, la tortilla por ejemplo, está a 50 centavos o a veces a un peso por unidad", dijo el hondureño.
Para Luis no ha sido nada fácil, en Honduras trabajaba de albañil ganando 200 pesos diarios o a veces menos.
Explica que dejar su país fue una decisión muy difícil de tomar, pero al final optó por empeñar su casa a "un señor muy rico" según dice y que por ella recibió 100 mil pesos, recurso que utilizó para comprar alimento y agua para su recorrido y aunque el indocumentado viajó entre los espacios libres del techo de los vagones del tren, también uso el dinero para pagar cuartos de hotel, ya que en ocasiones cuando había paradas en las estaciones, tardaban entre 6 y 8 horas en partir o a veces el tren salía hasta el día siguiente.
Por azares del destino y debido a que olvidó algunos de sus papeles de identificación para continuar con su viaje a los Estados Unidos, se reencontró con su hijo Joel semanas más tarde, quien viajaba solo desde Centroamérica y fue ahí donde el pequeño conoció a Daritza, con quien hizo amistad y le brindó su apoyo para llegar a la región. Ambos también viajaban en tren.
APOYO DE LA GENTE
"Para mi hijo no fue fácil porque tuvo que dejar la escuela, ya iba en octavo curso, pero entendió que él debe seguir a sus padres, afortunadamente la gente aquí nos ha ayudado mucho, son personas muy buenas que nos ve en los cruceros y además de dinero nos regala agua, comida y nos brinda su apoyo, también la policía nos cuida de la gente que nos ha querido venir a molestar cuando estamos trabajando", comentó Luis.
Comentó también que al finalizar la jornada y ante el cansancio y las temperaturas tan altas en la ciudad, los tres se dirigen a descansar en un pequeño cuarto que están rentando.
Por otra parte, señaló que en Honduras el gobierno sólo busca el poder, incluso dijo que sólo ha emitido su voto una vez en su vida, pues no ha visto ningún resultado.
EN ESPERA DE SU FAMILIA
Actualmente espera a su esposa y al resto de sus hijos, uno de 16 y una niña de 9, quienes asegura ya están en territorio mexicano y en algunos días pisaran tierras laguneras para juntos poder emprender su viaje.
Asimismo, comentó que le gustaría solicitar un permiso para que le permitan trabajar en algo formal, mientras recupera a su familia.