La capital italiana fue puesta ayer en estado de "máxima alerta" con el cierre de escuelas y sitios arqueológicos, ante el riesgo de inundaciones causadas por las intensas lluvias. En un mensaje a la ciudadanía, el alcalde de Roma, Ignazio Marino, dijo que para la jornada del jueves estaban previstos fuertes temporales y tormentas y precipitaciones más intensas de lo normal.
Señaló que ante ello se ordenó el cierre de escuelas, de sitios arqueológicos y hasta de los cementerios de la ciudad. Marino pidió a sus conciudadanos no usar sus automóviles y salir de casa lo menos posible. Por su parte, el servicio de Protección Civil emitió la alerta "roja" en la capital y en otras regiones del país.