Han pasado 38 años y la fe de doña María Guadalupe Vázquez hacia la Virgen de Guadalupe sigue intacta.
Su devoción a la "Morenita del Tepeyac" nació al pedirle que sanara a una de sus hijas, quien de niña sufrió un accidente en su casa al caerle una lámina de las que se colocan en el techo, la cual casi le parte la tibia.
Años más tarde su esposo sufrió un infarto que lo mantiene postrado en una silla de ruedas.
Doña María, la "Güera" como la conocen en el ejido El Cambio, donde vive, recuerda que su madre empezó con la tradición de la reliquia hace unos 40 años, luego de un favor recibido.
Luego pasó el accidente de su hija y ella también le pidió que de sanarla, cada año ofrecería en su honor una reliquia y así fue.
Luego hace nueve años sucedió lo de la enfermedad de su esposo y nuevamente la "Güera" le pidió a la Virgen que le diera una oportunidad de vida, y a ella la suficiente fortaleza para enfrentar la prueba y salir adelante al lado de su compañero de vida.
Desde entonces con meses de anticipación se prepara para agasajar a Santa María de Guadalupe en su día.
Dice que sus hijas y algunas vecinas le apoyan con pequeñas donaciones para solventar los gastos.
"Ya llevo muchos años haciendo mi reliquia pa' la Virgen. Yo le tengo mucha fe y cada año seguiré haciendo esto, hasta que Dios me preste vida".
Tradición. Reliquia y danzantes cada año se ofrece a la Virgen de Guadalupe para agradecer los favores recibidos.
