La Oficina Federal de Protección a la Constitución de Alemania (BfV) denunció en Berlín un aumento de la actividad de espionaje ruso en el país europeo.
Hans Georg Maassen, presidente de esa oficina federal, dijo que se están observando “intentos por parte de servicios secretos rusos para detectar las consecuencias políticas, económicas y militares a raíz de la crisis en Ucrania”.
Añadió que “hay particular interés hacia cómo se juzga en Alemania, en la Unión Europea (UE) y en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) la actitud de Rusia en la crisis de Ucrania”.
Las políticas energéticas alemanas y europeas son también objetivos de espionaje, ya que la economía rusa se apoya en buena parte en las exportaciones energéticas.
En el marco de la crisis de Ucrania, numerosos líderes europeos han levantado la hipótesis de conseguir la independencia energética desde Rusia, con el fin de evitar que en el futuro ésta se convierta en instrumento de chantaje.
Más allá de recopilar información estratégica, los servicios secretos rusos estarían activos para influenciar la opinión pública en la locomotora económica europea.
En Alemania los sondeos consideran que Europa no debería aislar a Rusia y la mayoría de la población confía en que el gobierno persiga el camino del diálogo con Moscú.
El muy claro posicionamiento de la opinión pública llevó el gobierno alemán hacia la búsqueda reiterada de soluciones diplomáticas, dicha actitud hasta llegó a irritar a Estados Unidos, que habría esperado una posición mas resuelta por parte de Berlín.
Con igual preocupación observa Alemania a los islamistas alemanes que están volviendo de la guerra civil en Siria y que implicarían “un riesgo elevado” para el país.
En particular después del asesinato de cuatro turistas en el museo judío de Bruselas, los servicios alemanes vieron confirmadas sus preocupaciones de que los guerrilleros que se radicalizaron en Siria puedan representar una amenaza real.
Según datos del BfV, son en total unos 25 los jihadistas alemanes que han muerto hasta ahora en el curso de la guerra civil en Siria.
Se calcula que unos 320 jihadistas alemanes se sumaron a la “guerra santa” en el país de Oriente Medio. Unos cien, una docena de ellos con “experiencia de combate”, ya habrían regresado a Alemania.