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Derecho a la rebelión

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Derecho a la rebelión

Derecho a la rebelión

Sergio Sarmiento

Se ha hablado mucho en nuestro país en estos últimos tiempos del derecho a la rebelión. Se cita para eso el artículo 39 de la Constitución que señala lo siguiente:

La soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la formad de su gobierno.

Esta redacción, nos dicen, legitima la posición de los grupos que exigen la renuncia del gobierno de la república y un cambio en el modelo económico y social a través de movilizaciones populares, bloqueos o actos de violencia.

Pero cuidado. La Constitución no dice que este cambio se deba o se pueda hacer a través de la fuerza. De hecho, la carta magna sólo establece procedimientos democráticos para ello. Cualquier enmienda constitucional debe tener el respaldo del Congreso de la Unión, con una mayoría de más de dos terceras partes en ambas cámaras, y la mitad más una de las legislaturas estatales a través de una mayoría simple. El Congreso, por otra parte, debe ser electo de una manera democrática en una elección en la que puedan participar de manera equitativa todos los ciudadanos.

En México son muchos los imitadores de Mussolini. Dicen que no son fascistas sino progresistas. Afirman ser de izquierda. Pero al igual que Mussolini sostienen que ellos son los únicos representantes verdaderos del pueblo. Todos los demás son corruptos o traidores.

Estos grupos rechazan las elecciones democráticas. Afirman que los comicios son sólo procesos ilegítimos de una sociedad burguesa. Y no sorprende su posición. Los grupos violentos pueden arrebatar el poder a gobiernos débiles, a gobiernos desprestigiados, pero no tienen la capacidad de ganar elecciones democráticas simplemente porque la mayor parte de la gente no es tan radical. Hoy en día, por ejemplo, mucha gente puede estar en contra del gobierno de la república, pero eso no quiere decir que quiera entregar el poder a los líderes de las movilizaciones violentas.

Los mexicanos, como el resto de los seres humanos, somos por naturaleza distintos unos de otros. Las diferencias se manifiestan particularmente en nuestras posiciones políticas. Cada uno de nosotros piensa que tiene la llave para salvar al país y que todos los demás están equivocados. La democracia no es un sistema perfecto para elegir gobiernos y legisladores, pero por lo menos permite que todos los grupos, de distintas ideologías, puedan tener la misma oportunidad de influir sobre las políticas de un país.

Claro que el pueblo tiene derecho de modificar o alterar la forma de gobierno o las políticas del país. Pero este cambio sólo puede hacerse legítimamente a través de los procesos democráticos que la propia Constitución señala. Pensar que este cambio se puede impulsar con movilizaciones, bloqueos y actos de violencia no es sólo inconstitucional sino que representa un regreso a las tácticas del fascismo.

Twitter: @SergioSarmiento

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