La crisis política y social en Ucrania ha derivado en una especie de nueva Guerra Fría. Rusia desoyó las advertencias de Estados Unidos e invadió ayer territorio ucraniano para tomar el control de la península de Crimea.
El viernes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, había lanzado una advertencia al presidente de Rusia, Vladimir Putin, sobre "costos" no especificados que traería una invasión rusa a Ucrania. Pero Putin no escuchó.
La mañana del sábado (hora de México) el Consejo de la Federación (Senado) aprobó de manera inmediata la solicitud del presidente ruso de desplegar tropas en Crimea para "estabilizar" la situación y proteger a la población, en su mayoría de origen ruso.
No obstante, horas antes de la autorización, las autoridades ucranianas habían denunciado la toma masiva por tropas rusas de objetivos estratégicos.
Ante esta situación, el enviado del secretario general de las Naciones Unidas, Robert Serry, canceló su viaje a Crimea para tratar de mediar en la crisis desatada en la región al considerar que la visita no es posible en las actuales circunstancias.
Al mediodía, Barack Obama se reunió en la Casa Blanca con el jefe del Pentágono, Chuck Hagel; el jefe del Estado Mayor Conjunto, Martin Dempsey, y otros asesores de seguridad nacional para analizar las consecuencias y la respuesta a la intervención militar de Rusia.
Más tarde, Obama y Putin sostuvieron una conversación telefónica de 90 minutos. El presidente estadounidense condenó las acciones de Rusia al considerarlas una "clara violación" a la soberanía del país vecino, y pidió el repliegue de tropas en Crimea bajo la amenaza de "aislar" a la nación euroasiática.
A esta nueva advertencia, el presidente ruso respondió que Moscú se reserva el derecho de "proteger sus intereses" y los de los ciudadanos de origen ruso.
Obama dijo que Estados Unidos suspenderá su participación en las reuniones preparatorias de la cumbre del G8 a celebrarse en junio en la ciudad rusa de Sochi.
Por la tarde, el Consejo de Seguridad de la ONU tuvo una ríspida reunión sobre la crisis ucraniana, en la que Rusia y las potencias occidentales lideradas por Estados Unidos cruzaron reproches y acusaciones y no lograron ningún punto de compromiso.
