La tesorera del Municipio de San Dimas, María Guadalupe Enríquez Herrera, fue despedida de su cargo el pasado lunes 17 de febrero, no quiso firmar su salida y optó por abandonar el lugar donde trabajaba. Sin embargo, ayer miércoles llegó como si nada hubiera pasado, ingresó a su antigua oficina y se encerró sin recibir a nadie ni aceptar abandonar el lugar.
Desde el pasado viernes, Alma Leticia Reyes, presidenta municipal de San Dimas dio la instrucción a su secretario particular José César Salas Ruvalcaba de que diera de baja a la tesorera María Guadalupe Enríquez Herrera.
Ese mismo día se hizo el escrito y se esperaba la presencia de la tesorera para entregárselo; sin embargo, ella sólo acudió por la mañana y dijo que saldría a hacer algunos movimientos bancarios para el pago de nómina y no regresó.
No fue sino hasta la mañana del lunes 17 que la tesorera regresó a trabajar de manera normal cuando se le entregó el documento en el cual se le notifica que de acuerdo con los artículos 21 y 42 de la Ley Orgánica del Municipio Libre del Estado de Durango quedaba rescindido su nombramiento como tesorera municipal en virtud de que se le había perdido la confianza.
El pasado viernes 7 de febrero, la hoy extesorera había difundido un escrito a los regidores del Cabildo de San Dimas donde señalaba que la presidenta municipal había incurrido en varias irregularidades, entre ellas la compra de una casa en la ciudad de Durango, presumiendo que el dinero pudo haber salido del erario. Además de que gastaba más dinero de lo que ingresaba al Ayuntamiento.
Sin embargo, el secretario del Ayuntamiento, José César Salas Ruvalcaba explicó las acusaciones que la tesorera hizo contra la alcaldesa, además de asegurar que en una ocasión, la encargada de Tesorería le gritó a la presidenta municipal y la amenazó con sacarla de la Alcaldía.
