Un hombre acusado de actuar como proxeneta de mujeres obligadas a prostituirse fue sentenciado ayer miércoles a cadena perpetua en una prisión federal por su participación en lo que los fiscales calificaron como una banda de tráfico sexual que comerciaba mujeres como esclavas entre Georgia, Florida y las Carolinas. Joaquín Méndez Hernández, un ciudadano mexicano que operaba en Savannah, fue una pieza crucial entre 25 acusados procesados en el caso el año pasado. Un juez de corte federal de distrito lo sentenció cinco meses después de que se declaró culpable de un solo cargo de conspiración con otros para involucrarse en tráfico sexual. Fiscales dijeron que Méndez y sus asociados traían mujeres a Estados Unidos desde México y otros países y las obligaban a tener relaciones sexuales diariamente con 30 o más hombres por 25 dólares por persona. Los acusados construyeron una red que atendía mayormente a inmigrantes hispanos, lo que significaba que las mujeres eran rotadas no sólo entre ciudades grandes, sino también en comunidades agrícolas pequeñas.