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Discriminación positiva

Diálogo

YAMIL DARWICH

Jerome Paolacci Lapierre, doctorado en climatología y catedrático universitario en la UAL, me enseñó el término "discriminación positiva". Lo definió como "desarrollar una estrategia para limitar un sentimiento de culpa, de un pasado colonial motivado por la voluntad de afirmar una posición superficial de la aceptación de la diversidad étnica y limitar al otro en un pseudorechazo del racismo."

Como ejemplo utilizó a la Asamblea Nacional de Francia, que incluye a dos personas de color, justificando de fondo la diferencia de oportunidades entre las etnias de aquella nación.

Cuando observamos a su selección de futbol, podemos contabilizar a los jugadores de piel negra en el equipo, descendientes de inmigrantes africanos que ahora defienden los colores de Francia. Son reconocidos como atletas de alto rendimiento, pero continúan sufriendo la discriminación.

En La Laguna tenemos historias similares, la más reciente es el caso de Felipe Baloy, excelente defensa central que cuantas veces visitó a la región defendiendo los colores del equipo Monterrey, era agredido por los aficionados haciéndole sonidos imitando gorilas. Contratado por el Santos, su condición cambió y fue ovacionado por sus intervenciones, pero sin mayor reconocimiento. Considere que hasta "El Hermoso" Peralta ha sido imagen de comerciales laguneros, espectaculares y anuncios de televisión; los ídolos de color no aparecen en los medios de comunicación. Eso se llama discriminación positiva.

Entre nosotros persiste la discriminación en todas sus expresiones, aún cuando lo negamos públicamente, en nuestro sentimiento más íntimo existe un rechazo a los que consideramos diferentes, lo que los psicólogos llaman "inconsciente colectivo".

Lo invito a que haga la prueba y pregunte a algún conocido qué piensa sobre la posibilidad del matrimonio de uno de sus hijos con algún lagunero de color, oriental y hasta medio oriental; la gran mayoría tenemos ideas asentadas por educación y cultura, incluyendo la formación académica.

De hecho, la pobreza es un factor importante para aplicar la discriminación positiva; recuerdo el caso de una madre de familia que me hablaba de la buena calidad académica de la escuela en que estaba su hija, pero la cambiaba a otra de "las caras" para que se relacionara con "otro tipo de muchachos": discriminación positiva.

¿Qué te parecería un nieto negrito?; ¿te gustaría tener un hijo -nieto- chinito con sus ojitos rasgados? De primera intención negaremos ser discriminatorios, pero…

Mantenemos nuestra constante queja por el maltrato a nuestros mexicanos en los Estados Unidos de Norteamérica, particularmente en algunos estados fronterizos, caso de Arizona o Nuevo México, que cuentan con bestias bípedas xenofóbicas y discriminatorias; sin embargo, cerramos los ojos con el grave maltrato que reciben los migrantes centroamericanos al atravesar nuestra frontera sur en camino al "sueño americano" para combatir el hambre.

¿Ha escuchado las macabras historias de "La Bestia" y el salvajismo de las "Maras"? Protestamos por simple postura y conveniencia cultural, pero dejamos de actuar y esa actitud no es otra cosa que discriminación positiva.

Hay otras formas de discriminación positiva, que practicamos sin hacer conciencia de los hechos. Piense en las diferencias que llegamos a marcar entre ricos y pobres y cómo hasta podemos involucrarnos en una obra de beneficio social, pero no aceptamos la relación parental. ¿Qué puedes esperar de la vida casada con "ese pobretón m'ija?"... ¿no ha escuchado esa expresión? Sé de otro caso de una madre que promovía en su hija el interés material y la muchacha terminó con embarazo no deseado.

Le comparto un recuerdo de mi vida de adolescente, que ahora me parece intrascendente, en el que yo mismo sufrí de la discriminación y ahora me sonrío cuando lo narro para aprendizaje social.

Mi papá decidió enseñarme el valor del trabajo y me puso a trabajar como cobrador en una de las rutas que tenía para su negocio; en esos andares, conocí a una jovencita a la que pretendí cortejar y con excusas varias llegaba a su casa cada domingo, hasta que finalmente aceptó mi invitación a salir dándome una nueva emoción sentimental en esa primera juventud. Todo iba "viento en popa", hasta que llegué a escuchar a su mamá que le reprochaba: "¡¿por qué pierdes el tiempo con ese abonero que no va a llegar a nada?!".

Claro que la entiendo al calificarme por mi ropa sudada, pedaleando una bicicleta en pleno sol de mediodía y sin tener antecedentes de mi persona o la condición económica de mi familia.

Desde entonces concluí que el racismo es una deficiencia de las sociedades humanas y ahora la mencionaré con su nombre científico, gracias a Jerome.

Es una actitud personal manifestada socialmente de muy diferentes maneras, ocultándose en aparentes realidades muy separadas, caso de la manipulación de las condiciones de humanos que emigran desde los países pobres hacia los ricos y la respuesta ciudadana que damos en cada ocasión. ¿Conocía Usted el término?

ydarwich@ual.mx

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