El diplomático hombre que presidía el Consejo de Seguridad de la ONU en abril de 1994 se disculpó ayer miércoles por la negativa del grupo a reconocer que en Ruanda estaba ocurriendo un genocidio y por no haber hecho algo para detener la matanza de más de un millón de personas.
Colin Keating, antiguo embajador de Nueva Zelanda, emitió una inusual disculpa durante una reunión del Consejo para conmemorar el 20 aniversario del genocidio y para estudiar lo hecho desde entonces a fin de evitar nuevos genocidios.
El Consejo adoptó por unanimidad una resolución que pide a todos los países "que se comprometan a evitar y luchar contra el genocidio" y reafirmen su responsabilidad de proteger a las personas de crímenes contra la humanidad.
También condenó cualquier negación del genocidio en Ruanda y subrayó la importancia de tomar en consideración las lecciones aprendidas de la matanza de tutsis y hutus moderados.
Keating recordó que Nueva Zelanda, Nigeria, la República Checa y España, apoyadas por Argentina y Yibuti, promovieron una condena al genocidio en Ruanda en abril de 1994, el mes que comenzó, y pidieron que se reforzara la misión de la ONU en el país, pero que "la mayoría" de los miembros permanentes del Consejo objetaron. Estados Unidos y Francia fueron algunos de los que se opusieron.
La embajadora de Estados Unidos en la ONU, Samantha Power, reconoció que su país apoyó la salida de tropas de la ONU en lugar de reforzar sus filas, lo que hubiera podido salvar miles de vidas.
Keating agregó que en 1994 la Secretaría General de la ONU reservó "un aviso crucial" -un cable del jefe de la fuerza, general Romeo Dallaire, "que daba una descriptiva alerta temprana sobre un probable genocidio"_, y dijo que un reporte dirigido a la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra que advertía de la probabilidad de un genocidio nunca fue presentado al Consejo.