No parece ser tan sencillo poder calibrar de qué tamaño es la distracción de la vida común el desarrollo de la Copa del Mundo que se está celebrando en Brasil. Realmente es impresionante cómo el interés general es absorbido casi en su totalidad por las noticias y las excesivas coberturas periodistas que prodigan las televisoras que provienen de la tierra brasileña.
Además, las dudas sobre la capacidad de la selección mexicana que accedió a la justa mundialista por mero panzazo, ya que fue el combinado estadounidense quien le dio la posibilidad al cuadro mexicano de acceder al repechaje con Nueva Zelanda, al clavarle de último minuto un gol a Panamá en la última ronda del hexagonal eliminatorio. En ese juego, Estados Unidos jugando de visitante no tenía ya nada que jugarse, ya que estaba clasificado para esa instancia, y aún así jugó de manera profesional y eliminó a Panamá, que disputaba el último boleto con México.
Una vez iniciada la competencia, el panorama ha cambiado, el triunfo ante Camerún se terminó consiguiendo con cierta autoridad, en tanto el temido encuentro ante el local, favorito y pentacampeón fue sorteado en base a un enorme esfuerzo y temperamento de los mexicanos, además de las intervenciones providenciales del portero Francisco Guillermo Ochoa.
El escenario es distinto, de la incertidumbre de un equipo que llegó casi por la puerta de atrás a la ahora expectativa de obtener por primera vez fuera de territorio nacional el acceso al quinto partido, que en términos mundialistas significa sortear la primera ronda y ganar en los octavos de final, para llegar a los cuartos de final, instancia nunca antes alcanzada fuera de los mundiales celebrados en México.
Desde 1994, nuestra selección ha podido superar la ronda clasificatoria, pero en 5 ocasiones hemos sido superados en los octavos: en Estados Unidos 94, Bulgaria nos echó tras empatar a uno tiempo regular en tanda de penales; Francia 98 fue un mundial donde se luchó en la fase inicial, y se le ganó a Corea del Sur y se empató con Bélgica y la poderosa Holanda, pero a la hora buena y ante Alemania, la derrota 2-1 terminó con ese sueño; en la justa celebrada en Corea del Sur y Japón, el escenario parecía inmejorable, ya que México le ganó 1 a 0 a Croacia - el rival del próximo lunes- luego se impuso a Ecuador 2 a 1 y empató con Italia a 1, con aquel majestuoso gol de Jared Borguetti, pero la desgracia se apareció en el cuarto partido y más odiado rival, Estados Unidos, nos echó fuera con un claro 2 a 0; en Alemania 2006 con cierta dificultad se superó la primera ronda ganándole a Irán, empatando con Angola y perdiendo ante Portugal, el juego bueno fue contra Argentina, empatando a 1 en tiempo regular, pero en el alargue un zapatazo impresionante del argentino Rodríguez decidió el partido a favor de los sudamericanos, y así otra vez fuera en los octavos; el último mundial en Sudáfrica México empató a 1 con el local, superó a Francia 2 a 0 y perdió con Uruguay, en los octavos otra vez fue contra Argentina, que nos barrió 3 a 1.
Además de la expectativa deportiva, los turistas mexicanos son nota aparte en todo el entorno de Brasil 2014. El carácter alegre y la idiosincrasia peculiar que tiene el pueblo de México, es sin lugar a dudas fuente de información y entretenimiento para un país que está paralizado soñando que ahora sí, la selección mayor haga la buena.
Es por ello, que ahora no importa nada que los problemas de Coahuila y de Durango continúen como siempre, que las campañas a la renovación del Congreso coahuilense a nadie le importen (obvio que sí a los directamente involucrados) que Michoacán no tenga gobernador o incluso que en España hay un nuevo monarca. Todo es segundo término.
Habrá entonces que esperar cómo amanecemos de esta borrachera mundialista. El primer bajón ocurrirá en cuando la selección termine su participación, que todos esperamos que al menos sean nuevamente en octavos de final. Ojalá y realmente aparezca el quinto partido, de suyo difícil. Pero luego de que México esté fuera todo mundo volverá a la realidad, como por ejemplo, darse cuenta como ahora se están construyendo las leyes secundarias de la trascendental reforma energética, o en caso de Coahuila, notar si el PRI y su morralla de partidos pudo o no llevarse el carro completo.
Peligroso para muchos y conveniente para otros, es este sueño colectivo mundialista, como mexicano y aficionado deseo como todos que a nuestro equipo tenga una participación histórica, pero deseo más que la distracción mundialista no sea oportunidad para que se produzcan madruguetes en la cosa pública, que perjudiquen al pueblo en general.