Elección parcial. Según activistas, las elecciones en Siria sólo se realizarán en las regiones donde domina el gobierno. (EFE)
Todo está preparado en Siria para celebrar elecciones presidenciales hoy bajo medidas de seguridad extremas, que no han impedido que ayer se produjeran ataques con más de una decena de muertos en zonas en poder del régimen.
El Gobierno ha reforzado las seguridad para mantener el orden durante las comicios y ha aumentado los puestos de control para evitar actos de sabotaje y la infiltración de "terroristas" en Damasco y otras regiones centrales.
La campaña electoral acabó oficialmente ayer.
El presidente sirio, Bachar Al Asad, en el poder desde 2000, se ha postulado para acceder a un tercer mandato junto al diputado de la oposición tolerada Maher Abdel Hafez Hayar y el exministro Hasan Abdalá al Nuri, en los que serán los primeros comicios con más de un candidato en casi medio siglo. Al Asad, avalado por los últimos avances del ejército sobre el terreno, se encamina en estas elecciones a alcanzar un nuevo mandato de siete años.
Pese a que las fuerzas armadas han reforzado las medidas en las áreas bajo su control, esto no ha impedido que al menos diez civiles fallecieran hoy y varios resultaron heridos un atentado en el pueblo de Al Haraqui, de mayoría alauí, secta a la que pertenece Al Asad, en el este de la provincia central de Homs.
Una fuente del Ministerio sirio del Interior, citada por la televisión oficial, acusó a "terroristas" de haber cometido este ataque, ejecutado con un "tractor-bomba".
En paralelo, en Alepo, la mayor ciudad del norte del país, al menos cuatro personas perdieron la vida y otras veinte resultaron heridas por el impacto de cohetes contra el distrito de Al Hamdaniya, controlado por el régimen, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
En los últimos dos días, al menos cincuenta personas han muerto en Alepo por el disparo de proyectiles contra barrios en manos de las autoridades.
Las elecciones se desarrollarán únicamente en las zonas que están en poder del Gobierno en todas las provincias, menos en Al Raqa (norte), bajo control de rebeldes.