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Efemérides del Beisbol Lagunero

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JUAN A. GARCÍA VILLA

El 2 de octubre de 1943 Unión Laguna volvió a perder con Monterrey. Curiosamente este juego resultó una réplica del anterior. El score fue el mismo: 1-0. La única carrera se fabricó de manera idéntica, así: en la primera entrada, el primer bateador regio Heberto Blanco conectó sencillo. Luego vino toque de sacrificio de Héctor Leal que lo hizo avanzar a la segunda almohadilla y a continuación "La Mala" Torres con imparable lo impulsó a la registradora. Y fue todo, porque a partir de ese momento el serpentinero y mánager lagunero Martín Dihigo se fajó como los grandes que era, ponchó al peligrosísimo Roy Campanella (futuro estrella de las Grandes Ligas) e hizo que Lázaro Salazar elevara al central. De ahí en adelante pues, no volvió a permitir más daño.

Por Monterrey lanzó Daniel "La Coyota" Ríos, gran pitcher mexicano que esta vez ganó terrible duelo al cansado brazo del Maestro Dihigo por la mínima diferencia. Sólo admitió Ríos par de hits, ambos bateados por "Kelo" Cruz (nativo por cierto de Monterrey), concedió dos bases por bolas (una de éstas intencional a Dihigo que cuajó de maravilla cuando Laguna amenazó con anotar en la séptima entrada), ponchó a uno y sufrió un error de su cuadro.

Por su parte, a Dihigo le batearon cinco imparables, dos en la primera entrada para fabricarle la única carrera del juego, como ya se vio, extendió un solo pasaporte, ponchó a cuatro (dos veces al tremendo Campanella) y también cargó con un error de su gente, cometido por Laureano Camacho.

Tres brillantes oportunidades tuvieron los laguneros de anotar carrera pero Daniel Ríos con su brazo se encargó de evitarlo, junto con la estrategia de su mánager Lázaro Salazar, como cuando en el séptimo rollo estuvo Alejandro Crespo en la segunda colchoneta con par de outs y hábilmente concedió base intencional a Martín Dihigo para luego dominar a Laureano Camacho con rolita al mismo pitcher y terminar así el llamado fatídico episodio ante el gran alivio de la fanaticada regia que llenó todas las localidades del Parque Cuauhtémoc, con la ayuda de un buen número de laguneros que estuvieron presentes para apoyar a su equipo.

De suma importancia por lo que después vendría, cabe señalar aquí que el timonel lagunero, Martín Dihigo, protestó el juego porque los directivos del Monterrey proporcionaron para el juego pelotas no oficiales, protesta que recibió y le dio entrada el ampáyer Harry L. Donovan.

Como al inicio del encuentro ambas escuadras se encontraban empatadas en el liderato del circuito, con el resultado de este encuentro Sultanes se colocó un juego arriba de Unión Laguna. Pero faltaba aún el juego del domingo 3 de octubre en Monterrey. Los de casa podrían enviar a la loma de las serpentinas al novato Coty Leal o al propio y experimentado Lázaro Salazar, el cubano y mánager del conjunto.

Ganar por limpia al Unión Laguna era la consigna de Monterrey, para así mandar de regreso a Torreón a sus rivales con dos juegos abajo. Y la esperanza de los laguneros era ganar el tercer juego para retornar a la Comarca empatados en el liderato y enfrentar aquí a Puebla en la última serie de la temporada. Pero le faltaba pitcheo fresco. No se veía en el horizonte otro que Manolo Fortes, quien apenas dos días antes había tirado y perdido el primer desafío de la serie allí mismo en Monterrey. Una gran sorpresa se presentó ese domingo cuando para lanzar por Laguna fue al centro del diamante… (lo veremos mañana).

Dos años antes, el 2 de octubre de 1941, se llevó a cabo en el Estadio de la Revolución a beneficio de la navidad del niño pobre, un juego de pelota nocturno entre Unión Laguna, equipo de profesionales, y una Selección de Estrellas amateurs del Distrito Deportivo Laguna.

El juego resultó sensacional. Dice la nota de El Siglo que con él se vino a "confirmar que tiene nuestra Comarca elementos que muy bien pueden darle el campeonato el próximo mes que se va a disputar, dentro de los Juegos Nacionales de la Revolución". Agrega la nota que en ese juego "se admiró un beisbol de mucha clase", como el de La Borrachita Reza que "nos jugó un short fantástico, cortando como no lo hiciera mejor el Diablo Wells un día de fiesta. En fin, se jugó para que se recuerde esta jornada beisbolera por mucho tiempo", como hoy precisamente se tiene presente aquí 73 años después.

El encuentro lo ganó la Selección Lagunera, que realizó nada menos que cinco relampagueantes doble plays, con score de 4 carreras a 3. Para terminar, lo que sigue de la nota de El Siglo lo dice todo: "los muchos aficionados que se congregaron en el Estadio de la Revolución salieron plenamente satisfechos".

jagarciav@yahoo.com.mx

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