Efemérides del Beisbol Lagunero
El 17 de febrero de 1955, jueves, se efectuó el que es --quizá-- uno de los veinte juegos más sensacionales en la historia del beisbol mexicano. De hecho el formidable cronista de este deporte, Tomás Morales, conocido como Tommy al Bat, en uno de sus libros afirma que "fue un partidazo, posiblemente el mejor de todos los tiempos".
Ese día los Venados de Mazatlán, al mando del lagunero Memo Garibay, ganaron el tercero y decisivo encuentro a los petroleros de Poza Rica en su propia casa, con el que se coronaron campeones absolutos del beisbol invernal. Según ya se dijo antes, en la temporada 1954-55 Mazatlán obtuvo el cetro en la Liga de la Costa del Pacífico y Poza Rica en la Liga Invernal Veracruzana. Faltaba entonces definir cuál equipo era superior al otro.
Para ello se pactó una serie a cinco juegos, siendo ganador el que se llevara tres. Al inicio de ese choque de pelota Mazatlán tenía ventaja de 2-1 juegos en la serie. Necesitaba un triunfo más para coronarse.
Esa tarde Memo Garibay envió a la lomita de los disparos al veterano pitcher Daniel "La Coyota" Ríos, y el manager petrolero Chuck Genovese al joven y fuerte lanzador norteamericano Mitchell Garber. Ríos y Garber se trenzaron en tremenda batalla de ceros. En las primeras ocho entradas, cada uno colgó otras tantas argollas en el departamento de carreras. En el de hits, Daniel Ríos sólo había permitido tres y Garber ni uno solo. Al empezar pues el noveno rollo, el norteamericano llevaba el juego sin hit ni carrera.
Pero sucedió que en la parte alta de la novena entrada, con un out, vino el turno al bate del pitcher de los Venados, Daniel Ríos, a quien Garber ya había dominado en dos ocasiones. En cuenta de 3-2, sobre una curva hacia afuera Ríos hizo poderoso swing y logró un panorámico elevado que el jardinero izquierdo de Poza Rica, Clarence Buheller persiguió hasta la barda, inútilmente pues la pelota se fue del otro lado y Mazatlán tomó ventaja de 1-0, que terminó siendo el score de ese memorable juego.
Increíble: El primer hit contra Garber fue un jonrón en la novena entrada, conectado por el pitcher contrario, cuando lo tenía ya en el conteo máximo.
Como es de suponer, Daniel Ríos, el gran héroe de esa inolvidable jornada, ya no salió a lanzar el cierre del noveno episodio. El manager Garibay llamó al lagunero Andrés "Balazos" Martínez para que sacara el primer out de ese inning. Luego, con gran visión, llevó a la lomita a Ronnie Kline, un lanzador derecho norteamericano que había jugado muchos años en Grandes Ligas y aún tenía una velocidad impresionante, para que sacara, como lo hizo, los outs 26 y 27.
¿Qué fue lo más sobresaliente de este juego? El gran tino del manager lagunero Memo Garibay. Quizá otro no hubiera permitido al veterano lanzador Ríos, de casi 36 años, tomar turno al bat en la novena entrada. Sin embargo lo dejó y conectó el jonrón de la victoria. Luego, otro acierto, en el cierre de la novena sacó al héroe del día y utilizó a dos pitchers, uno de ellos "El Balazos" Martínez, nacido en Viesca, Coahuila, para sacar los tres más difíciles outs y llevarse la victoria.
Se ha dicho, y con razón, que la maestría de un buen manager está en saber exactamente cuándo relevar a sus lanzadores. Debe ser justo a tiempo: ni un lanzamiento antes ni uno después. Con mayor razón, cuando los pitchers también bateaban, esta sensibilidad es clave al decidir si deben o no tomar turno al bate. Este juego lo demostró de manera plástica.
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