El 10 de mayo de 2007, en choque de pelota efectuado en el Parque Francisco I. Madero de Saltillo, los Vaqueros Laguna realizaron un triple play a los Saraperos, es decir, en una sola jugada consumaron los tres outs del inning.
Fue significativo que en ese año de 2007 en un lapso de apenas 29 días, comprendido entre el 19 de abril y el 17 de mayo, en la Liga Mexicana de Beisbol se registraron cuatro triples play; algo inusitado si se considera que jamás en una temporada completa ha habido más de ocho triples play en toda la Liga.
El triple play es en el beisbol una jugada muy vistosa, una obra de arte y destreza por la centelleante rapidez con la que generalmente se realiza y la precisión con que se ejecuta, además de que exige un par de condiciones para que tenga lugar, a saber: que no haya out en el episodio y estén al menos dos corredores en las colchonetas, preferentemente en la primera y segunda base para facilitar la jugada.
Más complicado aún es consumar un triple play sin asistencia, es decir, realizado por un solo jugador de los que están a la defensiva, sin participación alguna de sus otros ocho compañeros de equipo. De acuerdo a las estadísticas oficiales (aunque aparentemente sobre este punto inician a partir de 1960), en la historia de la Liga Mexicana sólo ha habido tres triples play sin asistencia.
Por lo anterior, es muy bajo el número de triples play que se registran. Tan pequeño que en los últimos 52 años, de 1960 a 2012, el club que más triples play ha realizado es el de los Tigres con 15. Le siguen los Diablos Rojos del México con 14. Y Laguna ocupa el tercer lugar con 12, dos de los cuales -caso único en la Liga Mexicana de verano- tuvieron lugar en 1979 en un solo juego.
Difícilmente hay en cualquier otro deporte una jugada tan espectacular como el triple play del beisbol. Por eso es el Rey de los Deportes. Lástima que como todo en la vida, de lo bueno poco y de lo excelente casi nada.
Juan A. García Villa
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