El camino hacia el arte
México fue en un tiempo, un lugar de refugio para aquéllos que huían de una posible guerra y con el tiempo de las inevitables consecuencias que ésta acarreó a un gran número de personas.
El presidente Cárdenas dio la bienvenida a muchos españoles que optaron por establecerse en el país, siendo motivos el idioma y no tener que viajar más al sur del continente.
Dentro de este grupo de refugiados, se encontraban familias, intelectuales y artistas, de estos últimos, en enero de 1942 llegó al puerto de Veracruz Remedios Varo. Nacida en la provincia de Gerona, desde la infancia se nutre de un rico acervo cultural y científico, tomando la observación como herramienta para asimilar el mundo con el que está en contacto, de entre sus pasatiempos familiares están las visitas al Museo del Prado y coleccionar hojas.
Estas costumbres se verán reflejadas en su posterior obra y tomarán un sentido simbólico en lo que llega a ser una síntesis de culturas y conocimientos resumidos en su trabajo.
Con respecto a su formación, se puede decir que fue muy progresista de acuerdo a su tiempo, comienza en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid para después continuar en la Academia de San Fernando, lo que implica un grado alto de dedicación y habilidad. Después se instala en París y se matricula en "La Grande Chaumiere" la formación académica le valió no sólo el respeto de contemporáneos, también un trazo firme y un cuidado en los detalles magníficos.
En un primer momento, tanto en París como en México se dedicó a dibujar anuncios publicitarios, lo que le permitía solventar sus gastos, hasta los cincuenta, cuando su obra pictórica comenzó a tener éxito.
Pero, ¿Qué es lo que llama la atención de sus cuadros? Bien podría hacerse un análisis completo de cada obra y daría como resultado un mar de material para analizar, sin embargo existen constantes a lo largo de su obra, que nos permiten identificarla y conocer también a la autora.
Una de las primeras cosas que se pueden observar es el alargamiento de las figuras, lo que nos remite al arte gótico, como en "el relojero", "naturaleza muerta resucitando" o "tres destinos" en los cuales la arquitectura gótica es el contexto en el que se desarrolla el mundo que crea sobre el lienzo, del mismo modo las figuras humanas son esbeltas similares a la arquitectura, se pueden apreciar en diversas obras, como pone a jovencitas con uniformes de la época, pero sobre todo el simbolismo en los objetos es peculiar en su obra. En "bordando el manto terrestre" une a estas jovencitas bordando ciudades y quizá también destinos, para ella el hilo es un aspecto crucial en su obra, no sólo por la cantidad de veces que aparece, también porque ella se confeccionaba su propia ropa. En la pintura el hilo que utilizan sale de una especie de caldero en el cual una figura cubierta hace un ritual alquímico. En "la creación de las aves" figura una vasija semejante a la antes mencionada sólo que en vez de hilos de ella emergen colores con los cuales un ave antropomorfa delinea pajarillos y mediante la luz que pasa por una lupa triangular obtienen la capacidad de volar y existir. Otras constantes son el tiempo y el movimiento, las cuales aparte de darle agilidad al cuadro responden a que a través del tiempo todo cambia. Aunque la naturaleza se encuentra presente incluye a su vez máquinas y engranajes que nos remontan a su niñez, puesto que su padre era un ingeniero que trabajó en obras hidráulicas lleva estos recuerdos a sus lienzos y enriquecen el universo que construye con delicados trazos de pincel, herencia del aprendizaje académico, el cual se puede apreciar en el bien trabajado término de manos y pies.
En la mayoría de sus cuadros se encuentran presentes personas, o seres creados por ella que hacen de figura principal en la escena que muestra, pero en su última obra llamada "naturaleza muerta resucitando" sólo se encuentra una mesa con una vela encendida en el centro y platos, mantel y frutas giran en torno a ella, dentro de una estancia de la edad media, en esta obra condensa gran parte de su filosofía al pintar, hay elementos que la describen en ese cuadro que es admirable tanto por su impecable técnica como por el tema que encierra lo místico, lo perdurable pero sobre todo, aquello que trasciende y revive quizá en la luz de la vela, o en el movimiento de las cosas, pero que ya no es necesario que esté presente físicamente, para saber que ahí está.
Remedios fallece en la Ciudad de México, a los 54 años. Parte de su obra la obsequió a sus amistades pero una gran parte se encuentra concentrada en museos nacionales lo que hace viable acercarse a conocerla a ella y al maravilloso mundo que está en sus cuadros, relatos y cartas.