El camino hacia el arte
A finales del siglo XIX y principios del XX ya era México un lugar donde mediante diversos esfuerzos se pretendía mostrar que nos encontrábamos en un país culto, que tenía en consideración las artes y ciencias. En el caso de las primeras, naturalmente su centro se encontraba en la Ciudad de México, la Academia de San Carlos era el referente obligado para todo quien quisiera formarse en el campo de las artes como lo es la pintura. Esta situación presionó a que nacidos en provincia emigraran.
Dentro de esos tantos jóvenes que llegaron a la Ciudad de México, se encontraba Alfredo Ramos Martínez (1871-1946) nacido en Monterrey, Nuevo León, uno de los pocos, pero no únicos que sobresalieron en la pintura mexicana y puede vérsele como "El padre del arte moderno en México".
A los catorce años deja Monterrey y comienza su largo y fructífero período de instrucción, mediante una beca puede ingresar a la educación formal artística. Ya que desde temprana edad demuestra talento ganando el primer lugar en una exposición de arte en San Antonio, Texas, con un retrato del gobernador del estado. Sin embargo, la naturaleza institucional de La Academia, no era del todo de su agrado, para 1899 él fue el encargado de realizar los menús de una fiesta organizada por el presidente Porfirio Díaz, una de sus invitadas quedó impactada por los diseños de éstos, que solicitó conocer a quien había realizado los maravillosos diseños y posteriormente le facilitó una beca para que estudiara en París, por lo cual gran parte de su aprendizaje se dio en Europa, donde coincidió a su vez con otros intelectuales y artistas como Rubén Darío. Particularmente esta amistad perduró y juntos hicieron viajes para conocer la obra de otros artistas, lo que sin duda nutrió la obra de Ramos.
Dentro de sus obras más reconocidas están "Retrato de un hombre" 1917, en esta obra se asimila el nacionalismo clásico en la figura de un indígena, pero renovado en la técnica mediante una pincelada suelta, pero consistente, es por ello que es vista como un paso adelante en su evolución. "La primavera" es otra de sus obras ampliamente admiradas en la que resalta su habilidad. No sólo incursionó en la pintura de caballete, también realizo murales para particulares en diferentes lugares fuera de México.
Sin duda Alfredo Ramos, es un pintor que supo integrar en su obra las diversas corrientes por las que pasó, desde el clasicismo académico, el impresionismo y las diferentes vanguardias que experimentó. Del mismo modo que contribuyó a enriquecer el acervo de pintores mexicanos que han sido identificados por su producción más allá de los tres grandes.
La relevancia de él como artista en la nación es que inició con temas y técnicas que después otros ensalzarían, y por el propio valor artístico de su obra. Es por ello que es una buena acción conocer su vida y obra, para tener nociones de un artista innovador y notable, y que además es del norte de la república.