El camino hacia el arte
La vida y obra del pintor holandés Vincent Van Gogh es conocida a nivel mundial, sin lugar a dudas su biografía es una de las más estudiadas en parte por el extenso registro con el que se cuenta; las cartas que dirigía principalmente a su hermano menor Theo. Y también por el efecto que causa al espectador la evolución de la técnica en la pincelada, lo que la hace visualmente atractiva y por ende objeto de estudio meticuloso. Factores que contribuyen a tener un amplio acervo al cual acercarse para conocer desde diferentes ópticas los aspectos más diversos de su persona.
Gracias a este conocimiento es posible ubicar etapas dentro del desarrollo personal del arista, y un periodo al cual bien se le podría llamar "el periodo luminoso" de su vida es su estancia en Arles. Ya que fue reflejo exacto entre la paleta de colores y su vivencia, es decir; la claridad, el color, los temas representaron un momento de esplendor en ese periodo de su vida. En el cual se encontraba esperanzado en la fundación de una comunidad de artistas del cual él sería anfitrión y por tanto debía de preparar un recinto digno para albergarlos. La casa amarilla, hogar y título de una de sus obras se convertiría en el centro de actividad artística, con esta idea utópica pretendía fundir el arte en la vida común. La silla, la habitación o el edificio de la casa eran motivo de asociarse con el arte mismo, por tanto la decoración debería ser acorde al ambiente y con este entusiasmo pinta una serie de cuadros que se convertirán en unos de los más reconocidos en la historia: Los girasoles. Esta serie es considerada una de las más importantes porque están elaborados en una sola gama de color, el amarillo acompañado por sutilezas de verde y azul, lo que significa un gran progreso en los aspectos tonales de su paleta.
En un primer momento pintó sólo cuatro cuadros con tres, cinco, doce y catorce girasoles, de los cuales firmó dos de manera clara y visible, pero sobre todo ocupando un lugar central en el cuadro. Este detalle con la firma es un indicativo del grado de satisfacción con el que dio su obra por concluida. Sumando que está en un color azul que contrasta con el amarillo para hacer notar de forma más significativa el nombre, a manera de auto-afirmación.
Sin embargo otro detalle importante de esta serie es la relación o semejanza con los vánitas holandeses en los cuales se hace alusión a lo placentero y efímero de la vida. Ya que en el cuadro de enero de 1889 con 12 girasoles están representadas las etapas en la vida de flor, y puede verse una cabeza de la flor cargada con las semillas a manera de retomar la tradición de la escuela holandesa pero sin nostalgia propia del vánita, porque estos cuadros están cargados de energía y vitalidad que se nota en la pincelada gruesa y amplia que forma una entramada.
Vincent incorporó estas flores a cuadros anteriores de naturalezas muertas, pero les honró de manera especial en los siete cuadros donde les hizo protagonistas.
Fueron tan especiales estas amarillas flores que al fallecer, las personas le llevaban como ofrenda girasoles por la predilección que sentía por ellas. Fungieron como musas, como vitalidad y como recordatorio de que la vida es un ciclo y cuando es tiempo de dejar caer las semillas alguien las retomara y verá en ellas la faceta feliz y motivada de un hombre que se le re cuerda más por los altibajos de su vida.
