El camino hacia el arte

La estética es considerada una rama de la filosofía, la que se encarga de estudiar la belleza incluyendo en este estudio la naturaleza del arte y los juicios sobre su creación (Lozano 1976). De ahí que buscar un fin bello sea considerado una de las premisas de la producción artística. Sin embargo este argumento cambia a través de tiempo ya que lo que percibimos bello puede transformarse con el paso de los años.

Sin embargo ha habido periodos creativos en los cuales el producto final ha tenido, en consenso, el calificativo de bello. Por lo que a finales del Siglo XIX y principios del XX, un movimiento conocido como Art Nuoveau, que también fue llamado modernismo, liberty, jugendstil o secese tuvo un impacto visual importante en el desarrollo de las artes plásticas y la arquitectura.

Dentro de esta corriente se dio auge también al diseño de muebles, joyería y el uso del cristal en el cual encontró una forma de expresión muy bien lograda. Puesto que consorcios Joyeros como Tiffany tienen un amplio catálogo de broches, adornos y collares en los cuales las formas curvas eran delicadamente adornadas por diferentes tipos de piedras preciosas.

Por otro lado en la pintura se pueden atribuir pinturas con esta inclinación a autores como Gustav Klimt (El beso) y Galileo Chini (La primavera clásica). Por tanto es evidente que una de las características del Art Nuoveau es la pluralidad de elementos de los que se vale para generar obras estéticas en diferentes aspectos de la vida diaria.

Esta corriente artística fue tan influyente que llevó influencias a gran parte del mundo incluyendo México, país que se encontraba en la última etapa de Porfiriato en el que se impulsó de manera enérgica una urbanización para que el país, o por lo menos la Ciudad de México fuese considerada como una capital del mundo civilizado y culto.

Una de las primeras acciones realizadas fue crear el Teatro Nacional (Hoy Bellas Artes), con la intención de que tuviera una semejanza con la Ópera de París. Una idea muy ambiciosa por parte de los constructores, sin embargo las condiciones del suelo y las sociales harían que esa obra tardase más de lo esperado y se vieran en la necesidad de adaptar el estilo original a las nuevas necesidades de su construcción.

Lo que hoy podemos apreciar es el dedicado trabajo que incluye materiales como una fusión de hierro y cristal usual en este estilo de edificios y que a su vez crean una apariencia que puede resultar cargada pero sin perder la armonía, por ello la fachada de Bellas artes está decorada con esculturas de mármol de diversos artistas en su mayoría europeos, por lo cual la fachada resulta ser prácticamente en su totalidad Art Nuoveau, predominando una curva cadenciosa en el mármol y con una cúpula inspirada en la de la Ópera de París. Aunque el interior es totalmente art Decó (predominancia de líneas rectas), ya que otro arquitecto estuvo encargado de terminar con el interior de teatro.

Otros edificios cercanos a Bellas artes también son de este estilo, como el Gran Hotel de La Ciudad de México, cuyo domo es un magnífico vitral. En su época estas muestras de grandeza pretendían exhibir un país educado y que hoy Bellas Artes es el centro de las artes en el país.

La influencia de modernismo en varias formas de expresión puede ser debida a que resulta agradable a la vista; las curvas en la herrería, el uso de estructuras orgánicas como troncos, hojas y flores son una novedad que se adapta muy bien a lo que generalmente las personas consideran como "buen gusto" por lo cual este arte se inclina a la complacencia de muchos generando belleza con profundidad.