El camino hacia el arte
¿Qué es el arte? Es quizá una pregunta que genere respuestas diversas, unas más amplias y complejas que otras más sencillas. Pero sin duda gran parte de las personas tiene un concepto de arte, lo cual no quiere decir que éste sea el mismo para todos.
Es decir, no sólo a nivel individual hay diferencias en aquello que puede, a percepción de una persona, ser o no artístico. En grupos sociales existen tendencias a funcionar de la misma forma, que incluso de "estandariza" en cláusulas concretas las características que debe poseer una producción para ser artística.
Esta postura claramente traerá como consecuencias una serie polémicas y debates sobre los aspectos que se contemplen para incluir obras. De tal modo hoy se puede reconocer cuadros, esculturas, edificios como verdaderas obras de arte, pero si nos remontamos a una época diferente puede que estos patrones no ajusten las expectativas de la norma para considerárseles artísticos y se podría caer en el desacierto de no contemplarlos, por un mero concepto.
Es así que la esencia de la palabra arte no obedece a una idea nueva de nuestro siglo, porque producciones de pueblos considerados como "bárbaros" por occidentales pueden cubrir estos requisitos, desde una perspectiva diferente pero que denota gran maestría en elaboración.
El arte prehispánico en México es un ejemplo de ello, puesto que el mismo contexto proveyó una rica lista de materias primas para la fabricación de detalladas piezas a monumentales obras. Si bien la arquitectura fue la más favorecida de las artes, la pintura y la escultura tuvieron también un papel relevante. El ámbito religioso impregnó fuertemente el trabajo creativo, por lo cual las representaciones son en su mayoría con estos fines, lo que remite al arte primitivo, que tiene por objeto cumplir con una función mágico-religiosa. Sin embargo, los pueblos prehispánicos aunque cumplían con esta función llegaron a desarrollar sus habilidades creativas a tal grado de hacer más complejo este arte desde el punto de vista técnico: esculpían piedra sin hierro y en lo artístico: las representaciones de sus dioses, caen cerca de la abstracción al tomar elementos representativos de su cultura y generando imágenes con un contenido simbólico muy amplio. Éstas son dos características con las que se puede reconocer el proceso creativo de estas civilizaciones.
La Ciudad Maya de Chichén Itzá reúne el poderío y majestad derivados del saber aplicado a la técnica, una teología con un complejo sustento y los recursos para fundir en colosales obras estas creencias. Como el caso de la pirámide de Kukulcán en la cual los mayas manifestaron su vasto conocimiento en diversas ramas del saber actual, puesto que la suma de los escalones es de 364, acorde a su calendario llamado Haab, y los ciclos en los que dividan el año también pueden descifrarse dentro del templo, a su vez se encuentran varias esculturas dentro del templo como un Chac Mool, que es un hombre en una posición semi-recostado, cuya terminación está muy bien definida lo que es indicador de una técnica depurada.
El mencionar la producción de culturas prehispánicas, es abrir una puerta hacia concepciones diferentes, que envuelven una serie de enigmas que siguen despertando la curiosidad y asombro de muchos. La llave de esta puerta es el legado con el que contamos, que más allá de ser material arqueológico cuyo valor es enorme, también ésta su valor artístico; el que invita a imaginar las manos que esculpieron la piedra o la mente que visualizo terminada la obra antes de empezarla, ésa es la parte que sin demeritar lo demás invita a revalorizar una obra digna e invaluable que proyecta la genialidad de sus creadores.
