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El camino hacia el arte

Las calles de Egerton y Nissen

GUADALUPE GONZÁLEZ PINEDA

A principios del Siglo XIX en Europa había dos contrastantes y marcadas corrientes artísticas nacidas de un mismo movimiento llamado: Ilustración, estas vertientes eran el neoclacisismo y el romanticismo. El primero caracterizado por un gusto soberbio, equilibrado y que rendía culto a la razón. Mientras que el segundo era el desborde de la emoción contenida por los muros de la regla clásica y que exaltaba sobre todo el encanto de conocer lo exótico. Entendiéndose como exótico aquello que estaba más allá de Grecia, en África o en el novedoso Continente Americano, lo que desató una gran afluencia de artistas a estas tierras, que prometían ser insólitos paraísos.

A México llegó un gran número de artistas, unos para reforzar la enseñanza de las artes en La Academia de San Carlos; que se mantenía de la venta de boletos de lotería y que de alguna manera era la forma más apropiada de mostrar educación y cultura entre los habitantes del país, otros llegaron a deleitarse al pintar los bellos parajes mexicanos que después serían las emblemáticas vistas que Velasco plasmó con gran maestría.

Para ese entonces un paisajista Inglés de nombre Daniel Thomas Egerton realizó dos viajes a la nación, en los que habitó en Tacubaya, el lugar donde pasaban los fines de semana una considerable porción de los habitantes de la capital. La singular atracción que estas tierras ejercieron sobre el pintor quedaron plasmadas en varios óleos y litografías que se encuentran en colecciones como la del Banco Nacional de México o colecciones privadas.

Pero ¿Qué sucesos tuvieron que ocurrir para que el nombre de este apasionado pintor reluciera en México, Inglaterra y Estados Unidos para después ausentarse del ámbito artístico y social durante alrededor de 150 años?

Para poder entender dicha situación es necesario tener en cuenta el contexto social e histórico por el cual atravesaba el país, la forma en que eran vistos los extranjeros que visitaban el país y las influencias que se manejaban bajo el mantel de la diplomacia en las embajadas. Todo esto devino en un trágico y violento incidente donde la vida del pintor terminó en el año de 1842, sin embargo tras este suceso quedaron muchos cabos sin unir y la especulación era más certera que los mismos servicios de investigación.

De aquí que 150 años después un compatriota del pintor, Brian Nissen optó por ser quien desentramara aquello que desencadenó en tan funesto evento, en 5 años de investigación apoyado por generosas personas tanto de México como de EU y de Londres.

Mario Moya Palencia, político y diplomático; descendiente de Leandro Iturriaga quien ayudara a llevar el caso Egerton con el juez especial que el mismo Santa Anna designó para tal cargo. Retomó en su libro "El México de Egerton" las pesquisas que realizara Nissen y en su tiempo el juez especial para mostrar de manera bi-temporal el mismo evento a través de los ojos de dos generaciones cuyo objetivo por hacer justicia se limitaba por el mismo factor tiempo, pero que con ambos puntos de vista resulta más comprensible lo que motivó el fatal suceso.

Con una narrativa acompasada y una rica variedad de fuentes históricas que nutren el relato con la seriedad que tomaron el caso los investigadores hace partícipe al lector a formular sus propias hipótesis y crear escenarios derivados de la información que el libro brinda de poco en poco, además de facilitar un marco de los hechos que marcaban tendencia en la época de Egerton, lo que es también una forma de conocer el pasado cotidiano del Valle de México en una forma cercana.

El libro en su totalidad es una conexión del México romántico que maravilló al pintor y el infortunado destino que lo condenó en las cercanías de Tacubaya con la tenacidad del pintor-inevestigador Nissen, para conocer lo ocurrido y entender mejor su identificación con el fallecido pintor con el cual compartía no sólo la nacionalidad y el oficio, lo que implicó sumergirse el acervo bibliográfico de varias instituciones y en métodos menos ortodoxos pero que igual contribuyeron a clarificar el panorama.

La invitación es que si un libro reúne la historia de una Nación y sus relaciones con otras, es un gusto conocer y ser parte de la investigación que desenmascara crueldades de guerra, ventas dudosas de tierras, alianzas poco leales e incluso rivalidades fraternas que terminan en muerte.

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