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El cerebro, director de la orquesta sexual

Sensaciones eróticas

El cerebro, director de la orquesta sexual

El cerebro, director de la orquesta sexual

Silvestre Faya

La suma de las sensaciones eróticas del acto amatorio, son coordinadas de manera perfecta por el controlador máximo del ser humano: el cerebro. Este magnífico operador maneja de igual manera el sistema inmunitario, circulación sanguínea, respiración y temperatura, que el placer sensual y sexual.

Hombres y mujeres disponen de complejos sistemas cerebrales para darse placer íntimo. En este contexto, los cinco sentidos, vista, tacto, oído, olfato y gusto, se coordinan en el arte de la seducción. La vida emocional de los amantes enaltece o delimita la expresión erótica: una pareja bien avenida, con una comunicación complaciente, alcanza con mayor facilidad el éxtasis sexual.

El acto coital humano puede ser puramente biológico, es decir, basado únicamente en la atracción sexual, o bien, por enamoramiento y atracción, situación en donde la pasión se suma al amor. Toda esta enramada emocional se representa en la jungla más inexplorada del planeta: el cerebro humano.

No fue sino hasta este siglo que la neurología pudo abrir de manera franca la puerta de acceso al conocimiento de la masa gris guardada en la bóveda craneana. Esta masa gelatinosa es la caja de Pandora, la cual contiene las primeras sensaciones experimentadas desde el nacimiento, y los más complejos pensamientos construidos a partir de cada vivencia.

La anatomía encefálica almacena componentes nombrados en relación con sus descubridores, formas de animales y funciones específicas. De acuerdo con el maestro neuroanatomista Francisco Lazalde Alcalá y el médico neurólogo José Nava Segura, la anatomía cerebral lleva a reconocer que el cerebro humano guarda celosamente funciones aún no descubiertas por las actuales generaciones.

BUSCANDO EL PLACER SEXUAL

La vida íntima en pareja es una búsqueda constante del placer sexual en todas sus formas, particularmente en el orgasmo. Las sensaciones corporales poseen un matiz afectivo, otorgado por el sistema nervioso, que resulta imposible de separar. Cada persona establece una clara diferenciación entre lo que le resulta agradable o desagradable en el contacto sexual con su pareja.

El sistema límbico o cerebro medio está situado inmediatamente debajo de la corteza cerebral, y lo constituyen el hipotálamo, hipocampo, amígdala, entre otras; su función es regular la vida emocional del individuo.

Algunas de las funciones del hipotálamo involucran el ciclo de sueño. Asimismo, esta glándula regula la temperatura corporal, el sistema cardiovascular, los movimientos respiratorios, el metabolismo del agua, el hambre y la saciedad; el aparato genitourinario, el depósito corporal de grasa y la producción de hormonas hipofisarias, no sólo en su producción hormonal, sino en la génesis de los movimientos que acompañan a la conducta sexual.

El hipocampo contribuye a la construcción de recuerdos a corto plazo, a fin de estructurar una memoria de referencia entre lo agradable o desagradable de las experiencias vividas. Durante el intercurso sexual, el área tegmental ventral del encéfalo libera dopamina como una respuesta al placer erótico; de esta manera, se establece un recuerdo agradable alrededor de esta relación.

La glándula hipófisis es la encargada de producir hormonas generadoras de placer como las beta endorfinas; hormonas contribuyentes al orgasmo y sentimientos de apego como la oxitocina y la hormona antidiurética o vasopresina llevando al género humano a la sinfonía del sexo.

SALUD Y SEXUALIDAD PERFECTA

La sensación de plenitud sexual que se experimenta después de un encuentro sexual satisfactorio, incita a nuevos encuentros íntimos. El cerebro de Broca, descubridor del sistema límbico, se asemeja al artesano que baña de oro una obra, haciéndola única. El equilibrio muscular, sensorial, sistémico humano representa una obra maestra. La sexualidad plena que se refleja en la mirada brillante y satisfecha, es la prueba de oro perfecta.

Para quienes tienen dificultad en alcanzar la plenitud sexual orgásmica, las investigaciones más recientes muestran que estar pensando durante el acto sexual mantiene el sistema de alerta, situación que impide que el individuo se deje llevar por el sistema límbico, es decir, por las emociones propias del momento.

A través de una Tomografía por Emisión de Positrones (TEP), Gurs Holstege, investigador en neurociencia de la Universidad de Groningen, Holanda, descubrió que la amígdala cerebral se relajaba durante el acto sexual, tanto en hombres como en mujeres.

Para el varón, el contacto físico con la estimulación de la mujer es determinante para lograr sus orgasmos; en cambio, ellas requieren sólo las sensaciones del momento, es decir, sentirse deseadas. “Parece que el factor clave al tener un orgasmo es olvidar todo lo que nos rodea, dejarse ir, no sentir ansiedad ni miedo ni prestar atención al entorno”.

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