La estupenda caricatura de Naranjo que aparece en la edición de El Siglo de Torreón de este mes, dibuja a un cerdo que aparentemente le corrige la plana a quien decidió que un futbolista recién llegado a nuestro país es un primate, con el rótulo "perdón, pero el chimpancé soy yo". Luego ante el escándalo que provocaron sus declaraciones, Carlos se llama el sujeto, que al ver la reacción de repudio popular de reprobación a su conducta reculó y ofreció una disculpa. No se sabrá nunca si el señor reaccionó a la molestia que causó su opinión o si en un arrepentimiento sincero dice que su primera versión no tuvo razón de ser. (Quizá le mostraron una película de Tarzán de la Selva donde se ve a éste en compañía de Chita, la chimpancé femenina; parientes cercanos ambos pues se dice comparten el 96 por ciento de ADN y que separaron su rama evolutiva hace la friolera de 7 millones de años).
El mono denominado Gibón es un primate que vive en los árboles y es el único que en tierra se desplaza habitual y espontáneamente erguido sobre sus pies; habitualmente es monógamo. El hecho de vivir en los árboles le ha servido para desarrollar una inmejorable vista y unos espléndidos reflejos. Vive en grupos familiares. De los cinco dedos de sus manos usa cuatro para agarrarse a las ramas. Se afirma que por sus características sobre todo por movilizarse, cuando baja a tierra, sobre sus dos piernas y el hecho de expulsar del seno familiar a las crías cuando alcanzan su madurez, ¿podrían ser los antecesores de los seres humanos? ¿Cómo sería su apariencia en esos tiempos remotos?, ¿alguna vez practicaron la poligamia?, ¿había políticos que no se andaban por las ramas ni tenían cola que les pisaran?, característica de jolino del mono Gibón.
No le hagamos al hipócrita, ni finjamos que amamos a la humanidad entera. Por lo común en este país son objetos de discriminación los individuos de piel oscura. No hace mucho un niño tzotzil que vendía chicles en la vía pública fue objeto de la agresión de un empleado municipal en lo que fue considerada una demostración de repudio a los de su raza, desatando el malestar general de la comunidad. Su tragedia causó el repudio de diversas clases sociales que criticaron acremente el hecho. Esto aconteció en Chiapas. El niño indígena contaba con la edad de diez años. El presidente municipal de Villahermosa al enterarse del hecho. Condenado con toda razón por la opinión pública, ordenó el inmediato cese de su subordinado. Esto ocurrió el pasado mes de julio. Si usted visita aquel lugar, escenario del suceso aquí narrado, podrá constatar que el sujeto de marras regresó a su trabajo en otra área de la administración consistorial al poco tiempo. Cabe esperar que reciba un regaño ejemplar advertido que de volver a incurrir en falta similar será suspendido.
Total, creo que el que compara a nuestro compatriota con un chango llamando simio a Ronaldinho, futbolista brasileño, cabe decir que mejor hubiera sido regalarle un espejo pues de acuerdo con el Origen de las Especies de Charles Darwin, los seres humanos no somos otra cosa que resultado de la evolución de los primates homínidos. El calificativo de simio expresado despectivamente pretendiendo denostar a una persona, en realidad se refiere a todo el género humano, a todas las razas, sin distinción alguna. Luego si Ronaldino Gaucho es un chango, todos lo somos. Nada de santiguarnos.