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El día del presidente y los aztecas

Mirando a fondo

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

ENTRADA.- El Presidente de este país Enrique Peña Nieto compareció ante la nación, para dar su segundo informe de gobierno. En un evento celebrado en el palacio nacional en el meritito Zócalo de la ciudad de México, el ejecutivo o, dentro de un marco muy diferente al llamado día del presidente, puso a consideración el estado que guarda la administración pública federal.

Lejos han quedado aquellos estridentes actos de la llamada "Presidencia Imperial". Desconocido para las nuevas generaciones, es aquel apoteótico desfile en lujoso automóvil descubierto, festinado con millones de papelillos.

El presidente salía de la residencia de Los Pinos y arribaba saludando con los brazos abiertos y en alto desde por Tlaxcoaque, seguía por avenida 20 de Noviembre, después tomaba la Avenida 5 de Mayo para llegar finalmente a calles de Donceles y Allende en donde estaba la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, hoy la residencia de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

SOPA.- Esta sagrada ceremonia con su profundo ritual del poder ningún chilango se lo podía perder; en el fondo, el ritual semejaba a los que celebraban los Aztecas en su Centro Histórico eje de su cultura, vida política y religiosa. Fue con ellos que se topó Hernán Cortés cuando arribó a la Gran Tenochtitlan. Aquellos primeros de septiembre eran muy similares a las ceremonias que practicaban las viejas tribus asentadas en el Valle de México, cuando el "Gran Tlatoani" sentado en andas sostenidas por sus súbditos, recorría las viejas calzadas de Iztapalapa, Tlacopan, Tepeyacac y otras.

Cada 1º de septiembre se instrumentaba aquel gran ritual, con miles de burócratas, trabajadores miembros de las organizaciones obreras de la CTM, las huestes de la CNOP, con los colonos, locatarios y tianguistas, con fuerzas vivas y también muertas. Todos ellos de manera ordenada, formaban larguísimas vallas humanas con el fin de saludar al mandatario de la nación en turno. Ese día fue llamado por la oposición "El día del presidente".

PLATO FUERTE.- Pero todo aquello terminó cuando un primero de diciembre mi amigo Porfirio Muñoz Ledo tuvo la herejía de interpelar al presidente de la república en el recinto cameral; aunque habría que aclarar que la pretensión de los diputados de oposición de interpelar al presidente, no es otra cosa que una dolosa y de mala fe estratagema política, para interpretación y distinguir el sistema parlamentario del republicano o presidencial.

En los sistemas parlamentarios los diputados sí pueden interpelar al primer ministro en razón de que fueron ellos quienes lo designaron como tal. Nuestro sistema es diferente.

El presidente no está sujeto a rendir cuentas a la Cámara de Diputados, lo que hace, es usar esa tribuna para informar a la nación. Por lo mismo no puede ser cuestionado por otro poder de los que integran a la unión. Sería el mismo caso si el presidente de la república al asistir al informe del presidente de la Suprema Corte de Justicia, se levantara y lo interpelara sobre algunas cuestiones sobre lo informado o la jurisprudencia establecida. Sería igual, si un diputado interpelara al presidente de la Suprema Corte sobre algunos asuntos relacionados con la interpretación de las leyes o la jurisprudencia establecida por la Corte.

Pero volvamos al tema. Si es discutible si la faraónica ceremonia del informe presidencial tuvo o no en su momento justificación o razón de ser, también habría de reconocerse que cumplía con un rito anual de unidad nacional en un país y unos tiempos de divisiones políticas y graves desacuerdos sobre el proyecto nacional de desarrollo. A mayor abundamiento como dicen los abogados, el pueblo mexicano en todas sus latitudes es muy proclive a las ceremonias y ritos, especialmente a los religiosos, que quizá de manera inconsciente transfiere a lo político en automático por ser así su naturaleza. De una u otra manera el día del presidente terminó y pienso que para bien.

Lo que ahora realmente importa no es tanto la ceremonia o el rito, sino el contenido de lo que informa el presidente a la nación.

POSTRE.- El segundo informe de Peña Nieto fue claro, explicativo y consistente. Tocó los temas torales de las reformas estructurales que él promovió ante el poder legislativo, reformas que para lograrse, fue necesario otorgar una serie de concesiones, prebendas y "moches" al PRD, PAN, PT y CC. De otra manera nunca se habría logrado la mayoría calificada para hacerlas leyes; pero este es otro tema relacionado con los siniestro personajes que chantajearon.

El contenido y análisis del mensaje presidencial será motivo de otras colaboraciones, por ahora queríamos recordar aquellos grandes días del presidente, cuando el país entero se paralizaba frente a su radio o su televisor para ser testigo de la gran rito azteca.

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