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EL DIVÁN

Lic. José Antonio Miranda Hernández

NO ERA PENAL

Mas allá de la polémica, la botana, el enojo y la cantidad de expresiones en las redes sociales sobre el penalty marcado a la selección mexicana sobre el final del juego de octavos de final de la copa mundial de futbol en Brasil; sólo hay una realidad: Sí, sí fue penal. Porque el árbitro lo marcó.

Pensar que el futbol revela la identidad e idiosincrasia de un país, sería aventurarse a generalizar, sin embargo en un país como el nuestro, este deporte representa más que una afición, me atrevo a decir que aspira al similar de una religión entre los mexiquenses.

Ubique mi estimado y futbolero lector el minuto 80 del partido citado, la selección mexicana, su selección como muchos la llaman va ganando el partido y está a punto de pasar al anhelado 5to. partido, eliminando a su paso a uno de los equipos favoritos para ganar la copa mundial. ¿Qué pasa por la mente de la mayoría de los mexicanos? ¿Quién saldrá encuerada en la próxima revista para caballeros? ¿Son diputados los chicos que manosearon a la mujer en Brasil? Bueno, también esas preguntas pasan por la cabeza, pero en relación directa al partido se realizan aseveraciones y estás ocurren en dos sentidos: la primera vertiente, en donde asegurarían que al ganar México llegaría al próximo partido y al ser Costa Rica supuestamente el rival, con seguridad llegaríamos a semifinales. Esta forma de pensar la denominaremos ansiosa, porque está relacionada con un futuro que por supuesto todavía no llega. La segunda, se encuentra en función del pasado, y que generalmente se inclina hacia lo caótico, es decir a la novela, "nos van a ganar", "ahorita Holanda mete dos goles", "vamos a perder" en donde todo se vuelve una verdadera tragedia irremediable.

La gente que del segundo grupo dirá que finalmente atinaron al pronóstico y que es mejor pensar de manera realista, que por cierto no es negativismo. El asunto es que esto revela la dinámica o psicología del mexicano para muchos aspectos de la vida particular y colectiva desde hace muchos años, o tal vez hasta siglos.

Entonces viene la pregunta del millón ¿Qué se debería de pensar en esos momentos? Pues, habría que concentrarse 8 minutos más y concientizarse de dos cosas: el futuro aún no sucede y en contraparte el pasado ya se fue. Desde luego que esto no garantiza el pase a la siguiente ronda, pero los errores serán menos frecuentes.

Imagine usted cuántas veces no hemos estado cerca de un mejor puesto en el trabajo y que por determinadas circunstancias ese ascenso tan anhelado finalmente no se concreta. Cuantas cosas positivas que nos suceden, se las atribuimos a la suerte e incluso echamos mano de la alineación de los astros que se han puesto a nuestro favor y no nos damos el crédito suficiente por haber llegado a la meta. Cuantas otras ocasiones pensamos porque no anduvimos con determinada chica en nuestros años mozos y descubrimos que siempre le gustamos pero jamás le dijimos nada. Cuantas veces nuestro deseo de acceder a una situación económica mejor no se llega a dar por tomar malas decisiones, accidentes o dejamos la elección en otras manos para evitar responsabilizarnos de nuestro destino.

Todas éstas son conductas cotidianas para muchos mexicanos o personas cercanas, ya sea un amigo, un familiar, un conocido, o del pariente de las hemorroides, e incluso ejemplos personales en los que no hemos podido cambiar de una vez por todas y acceder a ese nivel de vida que tanto deseamos, preferimos pensar que el destino no nos tiene preparado ese camino a darnos cuenta que en el fondo sentimos y estamos fielmente convencidos de no merecer ese logro, ascenso, triunfo o recompensa.

Ser feliz, crecer, llegar a la meta, ser lo que uno quiere, estar como uno se lo merece, muchas veces no es responsabilidad del gobierno (aunque con el actual pudiera ser), pero en otro sin número de ocasiones podría explicarse desde una manera en donde no hemos definido nuestros objetivos claramente, pasamos por alto la planeación de aquello que queremos lograr, pero sobre todo evitamos el asumirnos responsables y por ello tener la actitud suficiente para llegar a la meta, y después de llegar, no tener el compromiso de mantenernos en el mismo tenor.

No es una casualidad que los equipos finalistas de la actual copa del mundo, sean países en donde sus ciudadanos tienen un nivel educativo más alto, donde se leen más libros en promedio y donde las leyes se aplican con mayor regularidad, cosa que parece los mexicanos no queremos hacer o no le damos la importancia necesaria.

Tenemos que ser capaces de reconocer que la situación a nivel futbol de nuestros representantes mexicanos, tienen que ver mucho con la realidad que experimentamos en el día a día a lo largo y ancho del país. Desde luego no es negativismo, ni "amargadez", son ganas de trascender y se avanzará hacia el éxito en el momento en que aprendamos de nuestros errores y no sólo los utilicemos para reírnos de ellos.

Twitter: @neuromiranda

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