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EL DIVÁN

Lic. José Antonio Miranda Hernández

La culpa por vivir

De entrada el título de esta columna dominguera nos puede asustar un poco ¿Quién tendrá culpa por vivir? Pudiéramos decir que más bien miedo a vivir, dolor por vivir o incluso no saber vivir. La primera ocasión que escuché el término me causó la misma sensación que a usted mi estimado y bronceado lector. ¿Existe el término? Como ya todos sabemos la culpa existe desde tiempos inmemoriales y a muchos individuos de hoy en día los sigue consumiendo incluso se pagan tasas de interés altísimos por el hecho de haber cometido un acto del cual todavía años después se sigue sintiendo culpable.

Sin embargo ya relacionarlo con la vida o más bien con toda la existencia suena sino grave, bastante complicado y una carga muy difícil de sobrellevar. Pero pensemos por algún momento en aquel hijo que ve discutir a sus padres continuamente a lo largo de su infancia, los padres sin tener la intención de lastimarlo discuten frente a él y se dicen palabras que difícilmente sentirán y mucho menos entenderán. El hijo descubre luego que sus padres no estaban comprometidos cuando nació y que inconscientemente siente que sus progenitores se casaron por su nacimiento. ¿Puede generar culpa por vivir el chico en edades adultas? La respuesta desafortunadamente es si, porque el menor creció e interpreto su realidad de acuerdo a un esquema culpígeno. Las malas calificaciones, los problemas de conducta, las continuas peleas entre hermanos, incluso accidentes revelan más que una distracción un deseo inconsciente de llamar la atención o lastimarse.

Otro ejemplo es el caso de la chica que se embaraza del novio a mitad de su carrera universitaria y por no truncar su carrera decide abortar, puede ser una excelente estudiante, tener sus conceptos bien claros sobre sus derechos y sus elecciones, incluso estar en algún momento a favor de la interrupción del embarazo voluntaria, pero en el fondo y de manera inconsciente no estar convencida del todo y desarrolla un sentimiento profundo de culpa, que desembocara en la incapacidad futura de no poder concebir hijos porque en el fondo se siente terriblemente culpable de lo que hizo y ha desarrollado una infertilidad que ningún ginecólogo puede explicar físicamente.

Una situación de vida más, es el chavo que emprende varios proyectos todos con un futuro promisorio, que sus mismos asesores le auguran un excelente desenlace, que sin embargo, por un motivo u otro el proyecto fracasa, dejando al chico prometedor endeudado y siendo incapaz de salir adelante por su propia capacidad. Esto hace crisis en el matrimonio y la esposa decide dejarlo y abandonarlo. En terapia psicológica este joven descubrirá que en el fondo se sintió culpable desde pequeño de dejar sola y "abandonada" a la madre, quien a su vez se había separado de su padre en su infancia. ¿Qué paso? Inconscientemente no puede ser exitoso porque dejaría a la madre sola y desamparada, por lo que prefiere mejor cargar con esa "cruz" y el ser el abandonado.

Ejemplos existen muchos desafortunadamente, el problema estriba en que hemos nacido y hemos sido enseñados, no con mala intención, a no buscar nuestros propios senderos, hemos sido programados mas para agradar a los demás que a nosotros mismos, a pensar que el éxito es malo, que nada se gana si no hay sufrimiento, que todo tiene un costo, etc. Es cierto los chavos necesitan límites claros, pero también necesitan confianza y acompañamiento, educación y no sólo castigos, herramientas, pero no cadenas.

Finalmente usted mi estimado y querido lector divanero y menudero de domingo, tendrá como siempre la mejor opinión.

Email: antoniomiranda72@hotmail.com

Twitter; @neuromiranda.

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