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EL DIVÁN

¿Soltero, casado o arrejuntado?

Lic. José Antonio Miranda Hernández

Pasado el arrebato mercadológico de este 14 de febrero, valdría la pena hacer un recuento de los daños o beneficios causados por tan importante fecha, al menos en la derrama económica que representa.

Se ha discutido y planteado en infinidad de espacios el objetivo principal de festejar el Día de San Valentín, que definitivamente cada quien le dará la explicación y el significado que le sea conveniente, que va desde ser un día cualquiera, hasta la fecha más importante para recordar nuestro gran amor o amistad.

La intención de este divanero será preguntarle a usted querido lector admirador de Valentín Trujillo, el balance de lo acontecido y sobre todo ¿Cuál posición jugó en el partido del 14 de febrero? ¿Fue impuesta? ¿Está convencido? ¿La culpa la tiene el Time?

Una de las situaciones que más nos encontramos en la consulta psicológica y en muchos otros lados seguramente, es el hecho de que nosotros no somos totalmente conscientes de lo que hacemos, es decir, hacemos las cosas porque pensamos que así están bien hechas o ni siquiera es necesario cuestionarlas. Ejemplo de esto, en una situación sencilla y no tan complicada al elegir nuestros alimentos cuando vamos a un restaurante y pedimos lo mismo porque sabemos que es muy rico y jamás nos ponemos a pensar si existen otros platillos igual de suculentos. Otra situación con mayor grado de complejidad es la decisión en la pareja de tener hijos, decimos que todos nuestros hijos fueron planeados y en realidad son deseados pero dicha planeación no existo porque llegaron en momentos que la pareja no era tan consciente de esa decisión.

Aplicando esto al día de los enamorados, como comúnmente le denominamos, sería un buen ejercicio pensar si nuestro estado civil, de compromiso o no compromiso es consciente y está debidamente pensado y no sólo eso, está íntimamente ligado a mi proyecto de vida. Desde luego ese ejercicio no es tan trascendental a los 13 ó 14 años donde las relaciones apenas son un atisbo de lo que vendrá y representa sólo pruebas de relaciones, aunque algún chamaco que esté leyendo esta columna diga que a esta edad el amor se siente hasta en los huesos.

Vayamos con los que sí se podría hacer el ejercicio ¿Está soltero por convicción o por miedo al compromiso? ¿Soltero porque quiere o porque nadie lo quiere? ¿Casado convencido o por miedo a dejar a los hijos sin padre? ¿Teniendo una relación con su secretaria y con 20 años felizmente casado con su esposa? Sé que de entrada parecen preguntas de programa de Laura Bozo, pero no los son. Son cuestionamientos que preferimos no hacernos porque seguramente devendrán en una crisis, que ya para las que tenemos en materia económica basta.

Aunque sí le recomiendo mi estimado lector tomarse unos minutos y pensar si esa soltería tan llevada y traída y además presumida con los amigos, no es sólo una máscara que esconde inseguridad, pena, dolor, temor, porque en el pasado existo una relación que no llego a término y que a pesar del paso de los años todavía duele. Por otro lado la eterna enamorada de su mejor amigo, que pasan los años y ella asegura que jamás tendrá una oportunidad con él, y cada aventura del enamorado la hiere, en lugar de tomar la decisión, lo escucha con atención guardando el dolor en su corazón, zas! Ahora me sentí como novela. Otro ejemplo menos dramático es el que permanece en su relación ya desgastada, llena de enojos, frustraciones, reclamos y que ante el Facebook, y demás redes sociales aparece regalándole a su novia un coche o un viaje a Europa, fingiendo ser felices, cuando esta alegría está muy lejos de esas cuatro paredes del hogar, aunque ante la sociedad quiera aparentar otra cosa porque si no es así los negocios se vendrían abajo por el qué dirán.

Sé que pensarán que amanecí Grinch, y puede que tal vez, ya que existen un sinfín de ejemplos de compromiso y de expresión pura de amor y de amistad en muchos de nosotros. Lo importante en estos días será preguntarnos si nuestra condición es congruente con lo que pensamos, sentimos y decimos de nosotros mismos.

O usted, ¿Cómo la ve?

Twitter: @neuromiranda.

Facebook: Toño Miranda, el psicólogo de cabecera.

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