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EL DIVÁN

Lic. José Antonio Miranda Hernández

El inconsciente y el embarazo

La cifra de mujeres jóvenes y no tan jóvenes que no han tenido hijos y desean hacerlo cada vez es mayor, sin embargo la incapacidad por diferentes factores también ha ido en incremento con la consecuente desesperación, tristeza, enojo y devaluación correspondiente debido a que el ser madre en nuestra cultura se asume para una mujer además de una dicha, cierto rol que se debe cumplir, de no llegarse a cumplir esta expectativa la mujer no estaría "Completa".

No abordaremos el tema desde la perspectiva médica debido a que simplemente no somos médicos, pero si lo podemos intentar desde la línea del inconsciente o mejor dicho desde las causas emocionales.

Piense mi estimado lector (que últimamente se le ha visto más por las iglesias de la ciudad que en la cantina hasta hace unas semanas habitual), en una mujer de 30 años aproximadamente con una licenciatura, una maestría y en plena propuesta de estudiar becada en el extranjero para un doctorado, profesionalmente exitosa y que mantiene una relación estable desde hace 4 años con su marido con el cual ahora intenta quedar encinta y por más tratamientos que ha intentado no ha podido cumplir con el objetivo. Ha pasado por varios procesos que igual que dolorosos, costosos que si bien necesarios, igual de invasivos. Empieza la pareja a pensar que en el afán de tener un bebé partirán a San Antonio con la intención de quedar embarazados independientemente de que el tratamiento funcione y si con la seguridad de que sus ahorros volaran sin regreso.

Ahora piense por un momento mi estimado y asiduo lector ¿No habrá un factor emocional que impida el logro del objetivo? Si están sanos los dos ¿Por qué no pueden quedar embarazados? ¿Puede ser que el nacimiento de un bebé, por mucho que se escuche egoísta para muchos, interfiere en la realización personal de los integrantes del matrimonio?

Desafortunadamente para algunos y afortunadamente para muchos las respuestas se inclinan a pensar que sí existen factores emocionales que interfieren en la concepción del futuro bebé.

Ojo, no estamos hablando de los casos que médicamente está comprobado que es imposible que una mujer conciba, nos enfocamos en los casos en que el factor cerebral está influenciando que algunas parejas o mujeres no logren plasmar uno de sus deseos trascendentales en su vida.

La mujer de 30 años puede pensar de manera inconsciente que su hijo se interpondrá en la relación con su pareja, o bien que atrase de alguna manera su plan profesional, o incluso que el futuro bebé la orillara a las labores domésticas que tanto aborrece. Esto no quiere decir que el deseo de ser madre no aparezca, pero puede que el temor y los otros deseos sean más poderosos que el de jugar el rol de madre.

Otra situación puede ser la chica que prefiere estar soltera la mayor parte de su tiempo, y no por miedo al compromiso, sino por el solo hecho, valido por cierto, de disfrutar su independencia, que al formalizar con una pareja, el embarazo no se produzca y ella considere que la atención a sus emociones y pensamientos puede ayudar en algo a que pueda concebir de manera natural.

Casos existen muchos, sin embargo por cuestión de espacio no abordaremos más ejemplos, lo que si queda claro, al menos es lo que pretendemos, es señalar la importancia del factor inconsciente y la manera como éste se ve afectado por las expectativas sociales de felicidad y las cosas que debemos desear o tener para ser felices, como el ser padre, madre, tener familia, pareja, amigos, riqueza, etc. Podemos estar o no de acuerdo con que el ser madre es la dicha más grande de un ser humano, o que para concebir un hijo se necesita una pareja estable, o incluso que la familia sea la fuente de inspiración y seguridad de un individuo, la cuestión será asumir nuestra decisión y estar lo más informados posibles de lo que decidimos por nosotros y que tanto tomamos nuestra decisión sin pensar o tomarnos en cuenta.

Pensar en llevar un tratamiento psicológico o al menos una asesoría de este tipo si se tienen dificultades para concebir parece indispensable, incluso si se desea saber por qué se toman ciertas decisiones que para nuestro entorno social pareen indispensables y que nosotros muchas de las veces tomamos como leyes universales, cuando solo son normas que nos rigen desde hace un buen tiempo. ¿No lo cree así mi estimado lector divanero?

Hasta la próxima.

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