EL BULLYING DE TODOS LOS DÍAS
Recientemente hemos sido testigos de casos de bullying cada vez más frecuentes en nuestro país, niños maltratados hasta el extremo de morir por los golpes infringidos hasta niñas que por ser expuestas en las redes sociales caen en tal depresión que el suicidio es la última que pueden tomar, si es que a eso se le puede llamar como tal.
Pensar que este fenómeno está lejos de terminar parece ser un error, por el contrario todo indica que seguirá y tal vez se acrecente si las autoridades, padres, directores, alumnos no toman medidas más claras, informadas y que brinden seguridad a los alumnos que son víctimas de maltrato constante.
La organización mundial de la salud ha informado que la depresión adolescente se ha incrementado de manera importante que ya se considera a la depresión una enfermedad, aunado al consumo cada vez mayor de alcohol en adolescentes asociado a los accidentes automovilísticos y la mayor incidencia de suicidios en jóvenes son datos si no alarmantes sumamente preocupantes.
La falta de oportunidades para los chavos, el bombardeo mediático de la violencia, la violencia misma utilizada para resolver problemas cotidianos e incluso los videojuegos forman un caldo de cultivo interesante para desarrollar exponencialmente el fenómeno.
Un padre puede decir que no enseña modelos violentos a los hijos, pero controla emocionalmente a la madre, no le permite expresar sus ideas e impone de manera tajante su autoridad además de estar ausente emocionalmente la mayor parte del tiempo. ¿Violento? Se podrá pensar que no, que es el ejercicio del poder, y no es así, más bien es el abuso de ese poder que trasmite a sus hijos como modelo de identificación valioso y correcto.
La maestra que le grita a sus alumnos, les pone apodos, y los humilla pensando que ése es el modelo óptimo para educar, se le olvida que como modelo de identificación está tratando de solucionar la violencia con más de ella, y que no sólo las matemáticas educan, también el comportamiento de un adulto.
La madre que acusa a su hija de andar con un chavo que no es de su clase, llamándolo "naco" o muerto de hambre, aparte de violentar y minimizar la decisión de su hija, victimiza y discrimina a otro joven que por no poseer la posición social "óptima" es rechazado.
Seguramente mi estimado lector que todavía suelta las de cocodrilo por la salida de Oribe Peralta del Club Santos, pensará que este divanero se echó el refrito de Rosa Salvaje por lo novelero, pero de no ver las cosas violentas de todos los días como tales, caeremos en la trampa de pensar que se está educando en libertad, cuando sólo se reproduce lo que no deseamos en nuestros críos.
Desde luego la falta de límites en hijos tiranos también es importante, pero esto lo abordaremos en otra ocasión.
Asistir a un curso, ver un documental, chutarse las noticias, no nos hacen conocedores del tema, mucho menos expertos en las redes sociales, si sólo buscamos amigos en el face que nos llenen nuestra soledad existencial, tenemos que informarnos y cambiar algunos esquemas que en el pasado funcionaron, pero el día de hoy para estas generaciones es obsoleto, incluso violento.
Mis hijos utilizan un video juego, por cierto uno de los más famosos, llamado GTA, que invitaría a muchos de los padres que nos leen a observarlo, es un monumento a la violencia y al bullying de todos los días, la persona agrede física, verbal y psicológicamente prácticamente a quien se le dé la gana, lo preocupante no es eso, sino las risas, las malas palabras y el gozo con que los chavos que lo juegan, lo viven.
Si a esto le agregamos, los 19 gasolinazos que nos faltan, el crecimiento de un dígito, la depresión adolescente en aumento, la falta de oportunidades, los embarazos adolescentes, el desempleo, y que la selección mexicana le toca Brasil y si pasa España hace que nuestro futuro se vea más negro que la línea 12 del metro.