Si se tiene que hablar de boxeo, se tiene que hablar de don José Sulaimán, quien el pasado jueves 16 perdió su última pelea y que durante tres décadas dirigió al que a mi gusto es el organismo más fuerte que existe en la actualidad en el pugilismo como lo es el Consejo Mundial de Boxeo, al que gracias a él esta disciplina ha peleado para darle la credibilidad a lo que parecía algo trillado donde el subirse dos seres humanos a partirse la mandarina en gajos por una buena paga era sólo una farsa, porque de antemano ya se tenía contemplado el desenlace.
Desde que únicamente este deporte se regía por dos organismos a nivel internacional, a saber, el Consejo y la Asociación Mundial de Boxeo, era cuando, a mi modesta opinión, se tenía más afluencia de aficionados porque aún recuerdo grandes peleas que se han quedado en la memoria de todos los que hemos seguido de cerca el pugilismo y de inolvidables peleadores como Cassius Clay, mejor conocido como Muhammad Alí, al que muchos consideran el más fenomenal de todos los tiempos y que marcó una leyenda en la máxima categoría, así como el argentino Carlos Monzón en peso medio y los mexicanos Julio César Chávez, al igual que Salvador Sánchez, por decir algunos.
Pero como obviamente el box ya se contemplaba como un dividendo redondo para los que promovían los combates, de repente empezaron a crear otras organizaciones que dentro de mi perspectiva se comenzó a despertar el interés de aquellos que ahora son pugilistas profesionales y que, bajo esta condición, obtuvieron grandes ganancias y se terminaron, por decir así, sus problemas económicos siempre y cuando se pudieron administrar.
Si hay algo que debemos agradecer a don José Sulaimán y que pienso que fue la más importante, fue la de reducir el número de rounds que, como todos sabemos, anteriormente se peleaba a 15 asaltos pero que viendo que esto era un disparate por lo que acontecía en un cuadrilátero, se disminuyó a 12 episodios y aunque al momento de hacer esta modificación para algunos no resultó tan agradable, el tiempo le otorgó la razón al desaparecido dirigente mexicano.
También se le recordará como el precursor de mejorar este ambiente porque, asimismo, innovó la cantidad de cuerdas en un ring aumentándola de tres a cuatro igualmente los cambios en los guantes para evitar que el pulgar, con el diseño anterior, se saliera y que con las marrullerías de algunos se provocara los piquetes en los ojos con la consigna de desprender la membrana.
Un hombre que se mantendrá por siempre en los umbrales del boxeo y que se le recordará como el que quizá es el que más dio por mejorar este deporte. ¡Hasta siempre Sulaimán!.
rjcerpa@hotmail.com
