La hepatitis A, por ejemplo, es la enfermedad viral del hígado más frecuente en el mundo y México es una zona de alta endemicidad del virus, ya que entre 60 y 80% de los habitantes se han infectado. (ARCHIVO)
Todo lo que se consume, respira o se aplica en la piel llega al hígado y puede dañarlo, incluso las hierbas y remedios caseros. De ahí que resulte apremiante modificar conductas de riesgo para prevenir enfermedades hepáticas.
Este órgano es el “gran laboratorio” del cuerpo al transformar y eliminar las sustancias que se consumen, como alimentos, medicamentos y bebidas. Por ello, mantenerlo en buen estado repercute favorablemente en el desempeño físico.
Sin embargo, hay factores que lo dañan, como las infecciones por diferentes tipos de virus, toxinas, alimentación deficiente o incluso alteraciones genéticas.
La hepatitis A, por ejemplo, es la enfermedad viral del hígado más frecuente en el mundo y México es una zona de alta endemicidad del virus, ya que entre 60 y 80% de los habitantes se han infectado. La hepatitis C se presenta en aproximadamente 1.4% de la población y la de tipo B causa la muerte a cerca de un millón de individuos al año en el mundo.
Mientras que la cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado representan la primera causa de muerte en personas, sobre todo del género masculino, de entre 30 y 39 años de edad.
Se puede reducir el riesgo de padecer esas enfermedades, evitando el consumo en exceso de bebidas alcohólicas y el uso de drogas. También es importante vacunarse contra la hepatitis A y B.
Para que no se presenten intoxicaciones hepáticas por fármacos, es fundamental evitar la automedicación y seguir estrictamente las recomendaciones del médico en cuanto a dosis y duración de los tratamientos.