El Instituto para la Economía y la Paz (IEP) una organización independiente, sin afiliación política y sin fines de lucro, con oficinas en Sydney y Nueva York, tiene como propósito enfocar la atención mundial hacia la paz para mejorar el bienestar y progreso de la humanidad.
El IEP elabora y publica un documento titulado Índice Global de la Paz (IGP), con información desde 2008, donde clasifica a varios países en función de su nivel de paz. La edición correspondiente a 2014, igual que la de 2013, incluyó a 162 naciones.
De acuerdo al IGP 2014, el mundo fue menos pacífico en ese año debido al terrorismo y al número de conflictos que ocasionaron un aumento en la cantidad de personas refugiadas y desplazadas en varias regiones del planeta.
En ese documento se estima que el impacto negativo de la violencia en la economía global en 2012 fue de 9.8 billones (millones de millones) de dólares. Para situar esta cifra en perspectiva, el informe menciona que este monto equivale a 11.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y al doble del PIB de las 54 economías africanas.
El IEP destaca que el año pasado el índice retrocedió, respecto a 2008, para 111 países, incluyendo a México. En particular, el deterioro obedeció a eventos locales y globales, como las tensiones en Ucrania, el conflicto en Siria, la guerra civil en Sudán del Sur y el incremento en la actividad terrorista en varios países, incluyendo a Afganistán, Iraq, Filipinas y Libia.
Steve Killelea, fundador y presidente ejecutivo del IEP, señaló que "Muchos factores macro están detrás del deterioro de la paz en los últimos siete años, entre ellos, las continuas repercusiones económicas de la crisis financiera mundial, los ecos de la Primavera Árabe y la continua expansión del terrorismo. El repunte sólido de la paz es poco factible, ya que estos efectos tienen probabilidad de continuar en el futuro cercano".
El país más pacífico es Islandia, seguido por Dinamarca, Austria, Nueva Zelanda y Suiza. En el otro extremo se encuentran Somalia, Iraq, Sudán del Sur, Afganistán y Siria. Como puede observarse, los primeros lugares lo ocupan países europeos, principalmente, y los últimos países de Asia y África.
En América, el país mejor ubicado es Canadá en la posición 7, Uruguay aparece en la 29, Chile en la 30 y Costa Rica en la 42. Argentina aparece en el lugar 43, Brasil en el 91 y Estados Unidos en el 101. México fue situado en la posición 138 y Colombia en la 150.
Es triste ver que nuestro país se ubica en este indicador, como en los de competitividad, cerca del fondo de la tabla, lo que es atribuido por el IEP a la lucha en contra de los narcotraficantes. De hecho, en el IGP 2013 aparecíamos en el lugar 133 de la clasificación, cinco lugares arriba que en 2014.
Por otra parte, el informe específico del IEP sobre el Índice de la Paz en México (IPM), disponible en este momento sólo en su edición 2013, detalla el nivel de paz en cada una de las 32 entidades federativas en los diez años más recientes y hace un análisis de los costos asociados con la violencia, junto a las dimensiones socioeconómicas vinculadas con la paz.
El IPM 2013 registró en la década un deterioro de 27 por ciento, y si bien en los dos últimos años hubo una mejoría de 7.4 por ciento, aun así nos ubicábamos en el lugar mundial 133. Uno de los aspectos más preocupantes es el aumento marcado en la violencia directa, con un incremento en 37 por ciento en la tasa de homicidios a partir de 2007.
El IPM 2013 muestra que las entidades federativas con los mayores niveles de paz eran: Campeche, Querétaro, Hidalgo, Yucatán y Baja California Sur. En el otro extremo, las entidades menos pacíficas eran: Morelos, Guerrero, Sinaloa, Chihuahua y Quintana Roo.
Este indicador se estimó, muy probablemente, con información hasta el cierre de 2012, por lo que si se actualiza a 2014 incluirá entre las entidades más violentas a Michoacán y Tamaulipas.
En cuanto a los costos directos e indirectos de la violencia sobre la economía de México, el IPM 2013 lo calcula en 15.8 por ciento del PIB. Esta estimación debe verse con cautela, pero sin duda la falta de seguridad tiene costos muy elevados para nuestro país.
Esto significa que una acción decidida y efectiva del Gobierno para abatir el nivel de violencia en nuestro país, se traduciría en una mejoría considerable de la actividad económica, mucho más notoria que la resultante de la baja en las tasas de interés por parte del Banco de México en junio pasado. Nuestras autoridades, sin embargo, todavía no demuestran que están a la altura de los retos de seguridad pública en el país.
Regreso a esta columna el 6 de agosto.
