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El Larguero

TIEMPOS MODERNOS

Alejandro Tovar

La frenética revolución de la TV mundial, hace que nuestra gente de pronto ingrese a un mundo especial del que no tiene manera de zafarse, porque ata su afición al aparato y le permite colocarse a un lado de los jugadores, como si corriese con ellos y esas maravillas del tiempo que vivimos nos lleva al corazón de cualquier estadio y a palpitar con la singular vorágine que imprimen los cracks, así que no debemos criticarles si duermen ante Cruz Azul-Morelia, después de la espectacular demostración del Madrid ante el reducido Barça en el mismo televisor, horas antes.

Claro que no se puede esperar el mismo nivel pero los fans aprenden y van completando su conocimiento que luego dejan caer con indiferencia cuando los nuestros titubean cuando más se urge la precisión y no se les puede culpar, porque la influencia es tan grande que al sintonizar a los europeos se tiene la seguridad absoluta de que se va a disfrutar de un espectáculo, mientras que en casa, cualquier partido es una incógnita, por más que haya mucho en juego o que se venga de una semana de enfrentamientos verbales y una tonelada de especulación y estadísticas.

Queda claro que al futbol mexicano le hace falta una sacudida absoluta, de una toma de decisiones que altere el estado actual, no se puede permitir que haya lugares en la cancha para los chicos de inferiores que se han ganado una oportunidad, colocando a tantos jugadores extranjeros, muchos de los cuales no son mejores que los indígenas. Se ha saturado la liga con elementos foráneos que toman su carta de naturalización y ya pasan como locales en gran número.

La primera obligación absoluta de un jugador extranjero es que debe ser mejor que los muchachos hechos en casa, ellos deben estar para hacer diferencia, para ser solución y no problema. Todos podemos ver en cualquier plantel que un considerable grupo de importados no reúne las condiciones de calidad apetecidas, salvo casos aislados que tienen el respeto y admiración general y cuyo esfuerzo se convierte en revulsivo estandarte de su escuadra.

Santos, concretamente, obtuvo el título en divisiones inferiores con JC Armendáriz al mando y de esos chicos, alguno tal vez llega a asomarse al banco de suplentes o aparece por unos minutos de pánico. Julio César, incluso, debiera ser parte del cuerpo técnico de don Pedro, a veces tan despistado como todo su grupo, en respeto a los méritos obtenidos y aunque el tiempo transcurre inexorable, está claro que los verdiblancos deben estar preparando movimientos, porque su prestigio ha ido quedando, sobre todo en las últimas seis fechas, en duda, sin que se note diferencia, a pesar de que por lo que se hace y dice, el técnico ve un partido diferente al que todos observamos.

arcadiotm@hotmail.com

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